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Una Eucaristía en la catedral compostelana, presidida por el arzobispo de Santiago, monseñor Julián Barrio, dará inicio el próximo día 8 de octubre al Sínodo Diocesano, una cita que la Iglesia en Santiago lleva preparando desde hace más de tres años. En este periodo se han realizado consultas a los fieles de la Archidiócesis, con la intención de recoger el sentir del pueblo cristiano en diversas materias, como la transmisión de la fe, la celebración de los sacramentos o la vida cristiana en general, tanto de cara a la propia Iglesia como en su relación con la sociedad civil. El secretario general del Sínodo, Alfonso Novo, precisa que “el largo proceso desarrollado hasta ahora forma parte también de la vida del Sínodo, pero estrictamente hablando, el Sínodo comienza ahora”.
Esta misma semana, el obispo auxiliar, monseñor Jesús Fernández González, en un encuentro con vicarios, arciprestes y delegados episcopales, informó del calendario de celebración del Sínodo. Habrá seis asambleas generales. La primera de ellas tendrá lugar el propio día 8 de octubre, tras la Eucaristía de inauguración de los trabajos. Las otras asambleas sinodales se celebrarán el 22 de octubre, los días 12 y 26 de noviembre y el día 17 de diciembre. La clausura está prevista para el sábado 21 de enero. En ellas participarán más de 170 personas, de las que aproximadamente unas cincuenta son laicos. El obispo auxiliar aseguró que “estamos ante un año decisivo para el futuro pastoral de la Diócesis” y añadió que “este es un momento de gracia especial”.
En el proceso del Sínodo diocesano destacan como hitos reseñables la Carta Pastoral por la que el arzobispo de Santiago de Compostela, monseñor Julián Barrio, convocó este acontecimiento; las tareas de consulta a la Iglesia que peregrina en Santiago a través de diversas instancias (parroquias, arciprestazgos, comunidades religiosas, asociaciones, etc.), trabajando en los temas de análisis 150 grupos sinodales; y ahora el inicio de las reflexiones en asamblea de los miembros sinodales, de donde saldrán las conclusiones.
Hacía más de un siglo que la diócesis de Santiago no celebraba un sínodo de estas características (bajo el episcopado del cardenal Martín de Herrera), tal y como recordaba en su momento monseñor Barrio en una carta abierta. “Mucho ha cambiado”, indicaba el prelado compostelano, “el panorama religioso y social desde aquellos tiempos, y, si bien la pastoral diocesana ha intentado adecuarse a la nueva situación, tanto en la aplicación de los principios y normas legislativas de la Iglesia universal como en la búsqueda de respuestas a las sensibilidades de nuestra sociedad, ha parecido oportuno emprender una tarea de mayor envergadura”.
Bajo el lema “Renovarnos en comunión desde Cristo”, la convocatoria del sínodo subraya la importancia que la renovación de los creyentes tiene en cualquier proceso de evangelización. El arzobispo compostelano invitaba a todos los diocesanos a asumir “con valentía y humildad la celebración del sínodo, venciendo inercias y desconfianzas”, centrando la reflexión y el trabajo en tres principios básicos: identidad, comunión y misión.