El pasado sábado día 21, se celebro por primera vez en Moaña la Tienda del Encuentro, donde un gran grupo de chavales de la vicaría de Pontevedra se acercaron para pasar una tarde diferente con gente que no conocían de nada pero eso sí con algo que les unía a todos y es la fe cristiana, la fe en Jesús.
Yo como pertenezco a la parroquia en la cual se celebró este gran encuentro tenía una gran labor que desde que sabía que se iba a celebrar en Moaña esperaba con mucho entusiasmo y muchas ganas de anunciar a los jóvenes que Jesús nos quiere, también estuvieron muy presentes en la organización los catequistas de Pontevedra, Monteporreiro y Cangas que nos ayudaron a llevar adelante este gran día.
Empezamos como es habitual en la Tienda del Encuentro a las cinco y media, donde empezaron a llegar los chicos y chicas que iban a participar junto a sus catequistas y donde pues nosotros, los catequistas de Moaña, pues les acogimos, les saludamos,le dimos la bienvenida a Moaña, mientras esperábamos al resto de grupos que faltaban por llegar.
Lo primero que hicimos una vez, reunidos ya todos los grupos que iban a venir fue unos juegos de presentación, donde lo que intentábamos era que los adolescentes pues empezaran a conocerse entre ellos, a compartir conversación, motivos por los cuales habían ido al encuentro, divertirse,etc.
Una vez acabado, los juegos a toda prisa, ya que empezamos muy justos de tiempo pues dimos paso al tema de formación/reflexión que se iba a dar en ese día, como es habitual, y en este caso el tema me pareció muy bueno y muy bien pensado y planteado para los jóvenes y era el tema de las máscaras, esas máscaras que nos ponemos en nuestro día a día o que podemos ver en los demás a lo largo de la semana, simplemente para encajar, para ser como queremos ser en el grupo al que queremos pertenecer. Después del visionado de un vídeo y una serie de pautas en las cuáles se les invitaba a reflexionar, a saber ver esas máscaras que nos impiden ser nosotros mismos tal y cual somos, con nuestros errores, con nuestras miserias y con nuestros defectos. Una vez hecho esto se repartieron a los adolescentes en diferentes grupos en los cuales un catequista los acompañaba,para discutir y para compartir todo lo referente a lo visto en el vídeo y lo que ellos sentían en sus vidas desde su experiencia. En estos grupos deberían elegir, también, a un portavoz del grupo que después saldría al escenario a compartir lo hablado y discutido en el grupo y también realizarían unas máscaras para después presentarle a Jesús durante la oración.
Al finalizar el rato de reunión por grupos, cada uno de los portavoces del grupo subió al escenario a compartir con todos, todo lo que habían hablado en el grupo, compartiendo ideas, propósitos, testimonios y situaciones vividas donde las máscaras estaban de por medio. Luego de esto llego el momento de la merienda, donde en una de las salas del centro parroquial de Moaña se le había preparado un picoteo con refrescos y agua donde los adolescentes alimentarían sus estómagos y se seguirían pues conociendo más a parte pues de también echar una partida al futbolín que se dispone en el centro parroquial. Fue a partir de este momento donde comencé a sentirme muy satisfecho y muy lleno de Dios ,después de lo que estaba viviendo en esa tarde y lo que estaría por llegar, donde veía en los demás una gran familia, reunida para compartir su fe. También fue en este momento cuando ya se empezaban a escuchar lo que la gente, incluso los chavales estaban sintiendo esa tarde, se miraba a una Iglesia unida, desde los más jóvenes a los más mayores. Los catequistas se acercaban y me decían que se sentían muy felices, que le estaba gustando lo que estaba sucediendo, que los chavales estaban entusiasmados, se sentían acogidos, se sentían comunidad, se sentía a Jesús en medio de nosotros.
Luego de compartir un gran rato en la merienda llegaba el momento más importante de la tarde y era la oración, donde nos encontraríamos a Jesús y en el cuál le presentaríamos todas nuestras máscaras, nuestras preocupaciones y nuestra acción de gracias. A este momento llegaron más gente de otras parroquias para participar con nuestros jóvenes de la oración. Con una tenue luz, y la luz enfocada en el Santísimo y el altar,empezaba nuestra oración, donde acompañados de cantos comenzaba nuestro diálogo con Jesús, en el le presentaríamos nuestras máscaras, todo lo que quisiéramos porque el estaría ahí, como siempre está, escuchándonos y esperándonos para encontrarnos con Él. En este momento recuerdo muy bien que sólo me salían palabras de agradecimiento hacia Él, darle las gracias por todo lo que había hecho en mi vida, lo que me había ayudado, y como me sentía tan agradecido por todo lo que había sucedido en el día, la alegría de los jóvenes, la felicidad de los catequistas,… unidos por una persona, Él y como cuando menos te lo esperas llega, y conmigo lo sigue haciendo, y sorprende y sigue sorprendiendo. Sólo me queda decir que:
¡GRACIAS JESÚS POR TODO LO QUE HAS OBRADO EN ESTA TIENDA DEL ENCUENTRO!
Diego Piñeiro