Jean-Paul vendrá desde Nápoles para el Viernes y Domingo Inquieto… ¿quién es?

por Depasxuventude
Jean-Paul Fernández es un hombre que lleva al asombro por la combinación entre una gran inteligencia y una tremenda sencillez. Hemos decidido invitarle a nuestra diócesis para que nos hable sobre un tema tan díficil como es ¿qué pasa después de la muerte? Así que la semana que viene lo tendremos aquí en Coruña y Santiago. 

Le hemos pedido que se presente y nos cuente brevemente su historia, aquí te la dejamos:


Nací en Suiza hace 51 años, hijo de emigrantes españoles, como muchos que en los años 60 y 70 iban a buscar trabajo por el norte de Europa.

Me bautizaron “Juan Pablo” aunque enseguida me pusieron “Jean-Paul” en los documentos suizos por ser de lengua francesa la parte en que vivía y por ser entonces la cultura francesa muy “absorbedora de identidad”. 
Mi madre tenía una parte de su familia italiana y por eso desde pequeño me gustaba visitar Italia y la música italiana. 

Durante la adolescencia me alejé mucho de la fe. Pero poco antes de la Universidad tuve como un gran descubrimiento: la vida sencilla y radical del hombre Jesús de Nazareth me inflamó: es la más bonita del mundo! Y empecé a rezar. Acabé en Suiza filología clásica en la Universidad e hice los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola. Descubrí el discernimiento y lo que significa
“espiritualidad”. Decidí dedicar toda mi vida al anuncio de ese
descubrimiento que me había transformado radicalmente. A los 24 años entré en
el noviciado de los jesuitas en Génova (Italia). Me chocó muchísimo el
“mes ignaciano” de silencio. Es como “irse al desierto” y
encontrarse a solas con Dios y con uno mismo. Pero también me marcaron los
meses de vida de calle como mendigo peregrino sin dinero, o las experiencias de
servicio en hospitales psiquiátricos.

El noviciado forma la persona, el corazón.
Luego empezaron los largos estudios. Filosofía en Padua. Teología en Nápoles y
en Frankfurt (Alemania). Con un intervalo de 2 años de prácticas en la
industrial Turín (ciudad de la FIAT), en donde me ocupé sobre todo de
drogadictos en un centro de acogida. En los últimos años de estudio en Alemania
me hicieron hacer un doctorado sobre el tema de la Resurrección. La de Jesús
como nos cuentan los Evangelios, pero también la nuestra. La que esperamos para
el final de los tiempos. Y que quizás está ya ahí como escondida en lo que
estos textos tan antiguos nos dicen de la Resurrección de Jesús. En el fondo es
lo que el hombre ya desde siempre ha esperado cuando ha empezado a enterrar a
los muertos, es decir, cuando ha empezado a ser hombre. Este tipo de cuestiones
es lo que los teólogos llaman “escatología” y es la asignatura de la
que soy profe ahora en Nápoles. También doy clases en Roma sobre el modo en el
que el arte ha expresado la fe cristiana. Y eso me ayuda mucho a seguir los
grupos de voluntarios “piedras vivas” que voy ayudando en muchas
ciudades europeas, entre las cuales también Santiago.

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