el pasado 26 de diciembre nos pusimos un año más, ¡y ya van 16!, a
preparar la mochila, sabíamos que estos cinco días de Camino son
especiales, quizás de los más esperados durante todo el año.
En
la cara de ciertas personas cuando les proponemos hacer el Camino con
nosotros, o nos ven hacerlo, se puede adivinar cierta expresión de
“¡estáis locos!”, pero nosotros sabemos bien que el Camino andado es
realmente la medida de toda una vida.
Adolescentes, jóvenes,
adultos e incluso alguna persona mayor se atreven en cada edición a
recorrer los kilómetros, más de 100, que proponemos en cada ruta, este
año desde Ferrol. Saben que no hay mejor manera de hacer “Familia
Parroquial” que lo vivido día a día, y el Camino nos da oportunidad de
hacerlo durante 24 horas.
Sin embargo, el Camino de por sí, no
“mueve Parroquia”. No es una actividad aislada que nos gusta sin más. Es
una más de las muchas dimensiones que cultivamos durante un curso en
nuestra Comunidad Parroquial.
Tratamos de que el día a día
parroquial venga marcado por “los signos de los tiempos que vivimos” y
por eso no es difícil ver a los que salen en estas fotos del Camino
implicados en otros campos: Catequesis, Cáritas, Grupo de Jóvenes, Grupo
de Padres, Celebraciones, Jornadas de Convivencia, Rutas de senderismo o
de bicicleta, Día del Ayuno Voluntario, Infancia Misionera, Domund,
Campaña contra el Hambre de Manos Unidas, Campañas de Cáritas
Parroquial: rastrillo, carnaval solidario, un libro x un alimento,…; y
hacia el final de curso, la Convivencia de Semana Santa, la de
Catequesis y la de la Familia.
El verano tampoco descansamos y
buena muestra de ello es el Campamento Urbano Interparroquial, que va
para su 15ª edición o el Campamento Parroquial de Verano, donde llegamos
este 2015 a su 34ª edición.
Todo está interrelacionado y todas
las personas de la Parroquia, se entiende los más implicados, han pasado
a lo largo del curso por algunas de estas actividades o celebraciones.
Nos conocemos mucho más allá de la Eucaristía del Domingo porque, desde
pequeños, muchos chavales han crecido con la ilusión de llegar un día a
esa edad en que participar en esas actividades reservadas para “los más
mayores”.
cada una de las etapas del Camino hay tiempo para todo: desde ese
pequeño momento de reflexión-oración de la mañana, los kilómetros que
haces acompañado o en soledad, los encuentros con personas de los
pueblos por los que pasas, que siempre te abren perspectivas nuevas y
hacen gala de esa hospitalidad gallega nunca del todo agradecida… hasta
ese momento final de la ducha, el descanso… y la oración-reflexión de la
noche.
¡Qué mejor manera de acabar un año, verdad!
Parroquia de San Pedro de Mezonzo