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“Las cosas materiales que tenemos van anestesiando nuestra capacidad de sintonizar con Dios. Vivimos en una sociedad con tantos ruidos y tan volcados hacia el exterior… que nos cuesta hacer silencio en nuestro corazón. El ruido exterior, las imágenes que nos llegan por internet, la cantidad de noticias que leemos o escuchamos, las conversaciones que mantenemos simultáneamente con tantas personas a la vez, nos están llevando al deterioro de las relaciones con los demás y con Dios.
María de Nazaret fue una joven normal de su tiempo. Ella tenía un proyecto de vida. No se dejó arrastrar por la superficialidad o el ruido. Cuando recibió el saludo del Ángel, rezaba en silencio. En el silencio de la noche nace y resucita Cristo, en el silencio de la noche también nosotros hemos de ponernos a la escucha de lo que Dios quiere de cada uno de nosotros”.
De la homilía de D. Julián Barrio
Vigilia de la Inmaculada, Carballo 2011
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