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A mediados de Abril me dieron la buena noticia de que podría vivir la
JMJ ya que se haría una conexión directa con ella en Santiago además de poder
hacer el Camino. Sin dudarlo dije que si, y me podía imaginar cómo me lo iba a
pasar, pero jamás pensé que me lo pasaría tan bien. A los 5 minutos ya conocía
a varias personas con las que me lo estaba pasando genial y al día siguiente éramos
todos como una familia inseparable unida por un mismo padre, Él.
JMJ ya que se haría una conexión directa con ella en Santiago además de poder
hacer el Camino. Sin dudarlo dije que si, y me podía imaginar cómo me lo iba a
pasar, pero jamás pensé que me lo pasaría tan bien. A los 5 minutos ya conocía
a varias personas con las que me lo estaba pasando genial y al día siguiente éramos
todos como una familia inseparable unida por un mismo padre, Él.
Durante el camino me dio tiempo a conocer bastante bien a la gente que
me acompañaba. Lo mejor eran las reflexiones y pensamientos que nos surgían
cuando caminábamos, porque a cada paso descubría que teníamos las mismas inquietudes,
lo que hizo que no me sintiese sola. Aparte, aunque fuésemos 40 siempre había
uno más, alguien que nunca nos abandonó, Dios. Y ya, en la conexión con la JMJ
de Río de Janeiro lo mejor fue poder escuchar al Santo Padre que consiguió
llegar a todos nuestros corazones, porque no solo hablaba para Copacabana, si
no que hablaba para cada uno de nosotros.
me acompañaba. Lo mejor eran las reflexiones y pensamientos que nos surgían
cuando caminábamos, porque a cada paso descubría que teníamos las mismas inquietudes,
lo que hizo que no me sintiese sola. Aparte, aunque fuésemos 40 siempre había
uno más, alguien que nunca nos abandonó, Dios. Y ya, en la conexión con la JMJ
de Río de Janeiro lo mejor fue poder escuchar al Santo Padre que consiguió
llegar a todos nuestros corazones, porque no solo hablaba para Copacabana, si
no que hablaba para cada uno de nosotros.
Finalmente creo que el culmen de todo esto fue la semana que estuve en Arzúa
acogiendo peregrinos. Ahí descubrí que no importaba como fueses, de donde
venías o a donde ibas, Dios te acompaña siempre, Él es lo primero.
acogiendo peregrinos. Ahí descubrí que no importaba como fueses, de donde
venías o a donde ibas, Dios te acompaña siempre, Él es lo primero.
“Yo no puedo peregrinar como vosotros, pero me considero peregrina” me
dijo una señora entre lágrimas y, la verdad, es que tiene toda la razón, porque
mi vida se ha convertido en un peregrinaje que me llevará hacia Él.
dijo una señora entre lágrimas y, la verdad, es que tiene toda la razón, porque
mi vida se ha convertido en un peregrinaje que me llevará hacia Él.
Desde aquí rezo por cada uno de vosotros porque me habéis cambiado la
vida. Gracias.
vida. Gracias.
Almudena Méndez