Tiberiades, 23:00 (hora local) del 8 de agosto de 2007
Hola amigos de la Pastoral, nuevamente desde la redacción oficial del viaje, os ofrecemos lo que ha sido el día de hoy.
A quien madruga Dios le ayuda y por eso nos levantamos a las 6,30 de la mañana, no vaya a ser que el autobús se vuelva a quedar sin saldo. Desayunamos fantásticamente para luego dirigirnos, ni más ni menos, que a un monte lleno de árboles con vistas a un lago enorme.
Sí, era el monte de las bienaventuranzas donde hoy, Jesús también ha estado presente no sólo en nosotros sino en la Eucaristía que hemos tenido.
Aquí nos hemos encontrado con unos peregrinos con los que llevamos dos días compitiendo. Allí donde vamos nos los encontramos, eso sí, los primeros siempre somos nosotros. Son de Huelva y os acompaña su obispo. También hay unos italianos, pero son mucho más aburridos.
Al terminar de achicharrarnos para sacar la foto, nos entró tanta hambre que los estómagos cantaban mucho, de ahí que el siguiente lugar en visitar fuese la Iglesia de la multiplicación de los panes y los peces. Visitamos rápidamente la Iglesia del Primado de Pedro, para luego darnos un pequeño chapuzón “in the Galilea sea”.
A continuación fuimos a Cafarnaúm donde nos volvimos a encontrar con el obispo de Huelva. Visitamos la casa de Pedro, la sinagoga,… pudimos apreciar cómo era el poblado en tiempos de Jesús. No os preocupéis, lo decimos sólo para provocar un poco de envidia y emoción. La comida en el Kibbutz (comuna judía) fue sencilla; unos cuantos peces de aquellos que pescaron Pedro y sus compañeros.
Como volvíamos a tener mucho calor, regresamos a la Iglesia del Primado, donde nos dimos el chapuzón, pero esta vez no sólo para lavar el cuerpo sino también el alma. Una hora de lavatorio espiritual que nos vino muy bien.
Para echar una cabezadita elegimos Tiberíades. Como siempre dormimos en nuestra Casa Nova, la casa de los franciscanos; por cierto, muy acogedora, tanto, que si no fuera por los franciscanos seríamos pollos asados.
Para finalizar el día hicimos una travesía por nuestro querido lago de Galilea, disfrutando de las estrellas, del viento y de la oración.
Así son las cosas, y así se las hemos contado.
Dani Pérez, enviado especial a Tierra Santa de http://www.depasxuventude.org/