Aunque el
tiempo no nos acompañó tanto como en otras luces (aun así se portó bastante
bien), creo que la noche del 13 de junio de verdad brilló la Luz en algunos
corazones en Ferrol. En primer lugar, en los de los evangelizadores, siempre
deseosos de ayudar a cada joven a encontrarse con Jesús y a transmitir la
alegría de la fe que nos da el saber que Jesús nos ama de verdad. Es muy bonito
ver, vez tras vez, caras conocidas y otras nuevas, que en medio del cansancio,
las tareas cotidianas y las vidas de cada uno, sienten la viva necesidad de que
Jesús sea conocido y amado. Eso es una pasada y a mí personalmente me llena de
alegría que sea así. A los propios centinelas ULELN también nos hace mucho,
mucho bien y creo que nos carga las pilas espirituales para nuestra vida
diaria.
Por otra parte, de mi experiencia personal de la LUZ de Ferrol querría destacar
la receptividad de las personas a las que parábamos en la calle, que en general
escuchaban con atención, y el hecho precioso de que en esta ocasión se confesaron
varios jóvenes, más que en ninguna LUZ anterior, creo. Fue muy emocionante ver
en la iglesia a chicos que en la calle al principio se tomaban las cosas con
cierta ligereza. Yo creo que en eso Dios nos quiso hacer un bonito regalo de
fin de curso para alentarnos a todos: sacerdotes, centinelas, colaboradores
todos… y animarnos a seguir siendo luz en las oscuridades de nuestro mundo.
Sí, puedo decir que esta LUZ de Ferrol fue verdaderamente un precioso fin de
fiesta de todo un curso dedicado a salir a las periferias, como nos pide
nuestro Papa Francisco, para llevar a Jesús a cada persona y a cada persona al
encuentro con Jesús vivo. Ojalá el curso que viene esta preciosa iniciativa de
nueva evangelización pueda seguir adelante y dar mucho fruto.
ANÓNIMO