Testimonios Una Luz en la Noche (2)

por obradoiros
Vientos huracanados, granizo, alerta naranja… Y temor al rechazo. Salir a evangelizar a otros jóvenes da miedo, y mucho. Y se nos va la luz. Empezamos a pensar que esto va a ser “linterna en la noche”. Y tenemos noticias de compañeros que se retrasan por problemas en la carretera… Comenzamos a pensar que quizá nos confundimos de fecha.

 
Y llega Don Julián y ya en la Basílica, con Jesús resplandeciente en la custodia nos da el envío y la bendición. Y de repente, deja de llover. Y los miedos se van gracias al Espíritu Santo que puso en nuestros labios las palabras correctas para decirle a todos los que me he encontrado: “La iglesia está abierta esta noche y Jesús te espera a ti”. Soy consciente de que no soy yo la que invita, sino que tan sólo soy un instrumento.

Hemos tenido muchas anécdotas, pero sin duda hubo una que recordaré el resto de mi vida: ya de retirada, y a sabiendas de que llegaríamos con retraso, las dos parejas que nos encontramos en una calle muy transitada pudimos invitar a cenar a un hombre que esa noche fría iba a dormir en la calle. No se trataba tanto de los alimentos que le hayamos comprado sino de la historia de su vida que en poco tiempo nos contó. De cómo él sí creía en Dios, pero tenía reparo a practicar. El horario había concluido pero Jesús no sólo espera esa noche, ¡Jesús espera todos los días! Le entregamos el flyer y se quedó reflexionando en la frase impresa. Sus ojos mostraban gratitud. Los míos y los de mis compañeros centinelas de esa noche, emoción. Y felicidad.

Silvia Moure
Es muy difícil explicar con palabras lo que viví en mi corazón este fin de semana y como me siento ahora. Fue una experiencia muy enriquecedora desde el punto de vista espiritual. Yo estaba en el ministerio de intercesión y lo que probé y viví en la Basílica adorando e intercediendo por mi pareja fue algo de muy emocionante. Tenía miedo de que llegara el cansancio, la distracción, de que no entraran chichos y sobre todo de que yo no fuera capaz de rezar por mi pareja. Mucho miedo que Jesús transformo a lo largo de toda la noche en fuerza para mí y mi pareja. Vi entrar y arrodillarse a los pies de Jesús muchísimos chicos y esto fue una fuerza inmensa para mí y creo que también para todos los intercesores. Cuando volvió a la Basílica mi pareja, me contó que encontraron en la calle chicos muy disponibles a escucharlos y algunos aceptaron la invitación que Jesús les hacía. Fue una alegría aun más grande. Estos son los milagros grandes que Jesús actúa en medio de los hermanos que lo aman y que tienen como objetivo principal ser centinelas para las personas que todavía no conocen a Dios.
Doy gracias al Señor y a todas las personas que Él uso para que esta experiencia fuera así de especial para todos.
Sabrina Venditti

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