Testimonios Fátima (IV)

por obradoiros
Para mi poder ir a
Fátima significó poder hablar con la Virgen, pedirle perdón por todo el
daño que causé y poder hablar con ella tranquilamente. Fue una cura de
humildad, de reflexión y hoy puedo decir en voz alta como se lo dije
ayer a mis hermanos porque me lo preguntaron que si el Señor me llama
para seguirlo, que lo haría. Mi respuesta fue rápida y sin pensarlo:
yo, Rubén, si el Señor me lo pide yo me pongo a su servicio, soy todo
tuyo Padre, aunque tenga que abandonar a mi familia y lo que más quiero.
Bendito seas tú Señor y orgulloso soy de que me llamaras para seguirte,
a tu servicio estoy. Amén. Viva la Virgen y Reina Madre MARIA
Rubén Redondo
 
 

 

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