Testimonio JMJ: una aventura que no sabes ni como empieza

por obradoiros

Os quiero comentar un poco como fue mi experiencia en la JMJ 2016 de Cracovia. 

Como, para muchos de los jóvenes que a ella asistimos desde Galicia, era nuestra primera JMJ.  Fue como empezar una aventura que no sabes ni como empieza, ni tampoco lo que en ella puede suceder.

Tenía muchas ganas de participar en ella. Durante todo el año lo estuve esperando. Aparte, coincidió con mi primer año de carrera. Yo estaba muy disperso y un poco alejado de Jesús y no me sentía totalmente feliz, ya que no pude cultivar de manera adecuada mi relación con Jesús durante ese año. Otra de las razones que me impulsaba a ir era que el año pasado por esas fechas participé en el Encuentro Europeo de Jóvenes en Ávila, en el cual tuve mi segunda  experiencia fuerte de Dios y de la cual aprendí mucho y vine muy transformado y con más fuerza para empezar un año que iba a ser distinto y nuevo para mí en todos los sentidos .

Comenzamos la aventura el 15 de julio  y durante los días siguientes y previos a la JMJ pasaron varias cosas de las cuales, a parte de resaltar las paradas turísticas en Berlín y Praga, lo que de verdad me tocó de esos días fue los momentos que viví con la primera de las familias que nos acogieron en Rydzina. Un matrimonio que marcó un antes y un después en la peregrinación, porque gracias a ellos me ubiqué y me di cuenta de lo que iba o podría pasar en los días de la JMJ. Una pareja asombrosa,increíble, acogedora y hospitalaria, con un testimonio duro pero enriquecedor del cual no tengo palabras suficientes para describirles. No solo no puedo describirlos a ellos, sino que tampoco podría hacerlo de a todas y cada uno de los polacos con los que hemos convivido y compartido. 

Con este matrimonio de Rydzina me he sentido querido a pesar de no ser mi familia, ni ellos conocerme de nada. Me trataron como si fuera uno de sus hijos. Con esta familia, me di cuenta que lo que vendría, iba a ser cada vez mejor. Con el testimonio de este matrimonio descubrí que, a pesar de todo lo que ha sufrido Polonia a lo largo de su historia, Cristo ha estado con ellos en todo los malos momentos y eso les ha dado fuerza y les ha hecho tal y como son ahora: gente hospitalaria, alegre, asombrosa, increíble. Como bien decía el padre de Rafael, “en nuestra vida todos tenemos nuestro waserplatte y no por eso debemos renunciar a nosotros mismos”.

Después de esos días tan emotivos en Rydzina y en Poznan llegamos a los días centrales de la JMJ. A pesar del cansancio que traíamos de tantos días de viaje se notaba en el ambiente que algo grande iba a suceder. Una mezcla de alegría, ilusión, unión, nervios, esperanza… Empezó todo con la llegada y acogida del papa Francisco en el parque Blonia donde ya se encontraban muchísimos jóvenes de todo el mundo que durante los días siguientes nos iríamos viendo en el Via Crucis y las diferentes celebraciones. Y cada Día que pasaba iban llegando más y más jóvenes de todas las partes del globo. Pasamos esos días de Bochnia, con otra familia. En esta ocasión,  al igual que las anteriores, era gente increíble, acogedora, hospitaliria, generosa, asombrosa y de esta familia también me llevo una muy grata experiencia y recuerdo sobre todo una gran amistad con los dos hijos de este matrimonio.


El día más especial y grande de esta JMJ fue el día de la vigilia, ya en el Campo de la Misericordia, en la cual pude vivir una vez más la experiencia de Dios, algo que en todo el viaje esperaba y necesitaba. Una vez más el Señor, que es grande en misericordia, se acerco a mí (un pecador) e hizo que sintiera la misericordia y el amor que me tiene. En esa vigilia me sentía lleno de Dios, de su misericordia; me sentí reconfortado en todos los aspectos y también me sentí asombrado porque a pesar de lo pecador que soy, Jesús salía a mi encuentro una vez más con su gran misericordia y me perdonaba. Me sentí en ese momento como el hijo pródigo que regresa de nuevo a casa del padre, el cual lo está esperando con los brazos abiertos para recibirme y decirme que me quiere y que a pesar de todo el siempre está ahí a la espera del hijo que regresa. En esa vigilia tuve un montón de sentimientos pero sobre todo el que primaba era el amor. El amor de un padre por un hijo, un hijo que estaba perdido y que se ha encontrado de nuevo con su padre, el cual lo estaba esperando.

Por último decir primero y ante todo GRACIAS, gracias al Señor por haberme hecho vivir esta gran experiencia de encuentro de nuevo, y segundo dar las gracias a todas las personas que hicieron posible esto, voluntarios, jóvenes,sacerdotes,cuerpos policiales, a las familias polacas, militares,etc. 



A todos los jóvenes, animaros, como bien decía el papa Francisco ,a que no nos quedemos tirados en el sofá sino que cojamos nuestras deportivas y salgamos a fuera a dejar huella anunciando la misericordia de Jesús y su mensaje.
No limitarnos a pasar por la vida, sin importarnos ni preocuparnos por dejar huella y marcar la diferencia.
Como bien dijo el papa en la celebración de acogida, que sólo nosotros podemos cambiar el mundo, este mundo que tanto necesita de misericordia.

¡Muchas gracias a todos!

Diego Piñeiro Gestido

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