Primero dar las gracias a todos, porque desde el minuto uno de mi lesión de rodilla, la gente se preocupó de que pudiera asistir a los actos. Así que GRACIAS.
Quitando la parte de visitas, que yo creo que se necesita ir con más tiempo y con tranquilidad, fue impresionante.
En lo espiritual, para mi, fue algo muy especial porque estar con casi dos millones de personas rezando, se me pone la piel de gallina. Ves a la gente feliz y contenta, a pesar del cansancio, del calor o la lluvia. No hay malas caras, ni peleas, ni nada,al contrario, ese es el verdadero camino; el amor de Dios que se hace presente en medio de nosotros.
La experiencia de convivir en familias, es donde se nota la misericordia. El amor por los demás sin conocer a nadie.
La gente, aunque humilde, te ofrecen lo mejor que tienen. Se preocupan de que no te falte de nada, te acompañan a los sitios donde uno queda con el resto del grupo a pesar de que sea muy temprano o muy tarde (cuando nos venían a recoger al terminar el día). Te sientes como si estuvieras en tu casa de verdad. Como si nos conocieramos de toda la vida. Rezar con ellos y sentir al mismo Jesús eso no tiene palabra alguna, imposible de describir.
Mis peregrinaciones, como la JMJ o Lourdes o Fátima, hacen que yo cada día me encuentre a gusto con la iglesia.
Valorar la importancia de la gente, el sentirse valorado, querido, escuchado etc.eso es lo que importa de verdad y lo que yo personalmente valoro. No tengo ni un céntimo, ni oro, ni un móvil de última generación o portátil, ni nada de lujos, lo que tengo es el amor de la gente y al mismísimo Jesucristo a pesar de ser un gran pecador.
Así que gracias a todos de nuevo y espero que este testimonio sirva de algo.
Para mi, vivir la fe en Comunidad, es lo más importante y bonito que uno pueda experimentar.
Esperemos vernos en Panamá. AMEN
Rubén redondo