Muy brevemente os voy a contar mi experiencia en Fátima.
Dudé muchísimo de ir o no, debido a todas las cosas pendientes entre el trabajo y el estudio…Sin embargo, de una forma u otra sentía que tenía que ir… no sé porqué, es como si María me llamase y no pudiese decir que no. Esta vez, fue distinto, fue una peregrinación distinta, no sabía muy bien a lo que iba la verdad, no sabía horarios, no sabía el plan. Me pidieron ser monitora de grupo sin saber muy bien mi tarea, aunque al final gracias a Dios no tuve que responsabilizarme demasiado…
Cuando dijeron que nos dividirían en grupos de diferentes procedencias no me hacía mucha gracia, pero al final resultó ser lo mejor, un grupo estupendo, el grupo de jóvenes de mi edad que habían decidido hacer lo mismo que yo para esos días del año…fue una bendición conocerlos a todos.(¡Viva el grupo 34! 😛 y nos tocó un sacerdote taaaan majoooo!)
En estos días pude darme cuenta de lo débil y frágil que soy y lo mucho que la necesito a ELLA. Es la mejor Madre, nos protege, nos cuida y no nos abandona nunca. En la capelinha se está tan bien…es que se nota algo especial…se vuelve uno de allí con las pilas cargadas para continuar en nuestro día a día.
Laura Ayude