Testimonio Camino de Santiago III y IV

por obradoiros

III
Desde el final de los exámenes empecé a impacientarme por el
plan al que me había apuntado libremente sabiendo que no iba a pasar la semana
santa como otra cualquiera , con sus procesiones y sus celebraciones (las
mismas cada año). Sino que iba a hacer el Camino de Santiago , lo cual me
asustaba bastante sabiendo el poco aguante que tengo yo. Sin embargo , la idea
de hacer nuevas amistades y alejarse un poco de la rutina me gustaba. Lo que no
sabia era cuanto me alejaba de mi rutina ya que mi rutina cambio drásticamente
en el camino al conocer mejor a Jesús y ponerlo en el lugar más  alto de mi vida. Me encantó  la alegría con que se vivía el camino , ya
que a pesar de la lluvia o el barro todos estábamos felices. Lo que le puede
parecer aburrido a cualquiera ,el rezar por la mañana , por el día y también
por la noche era nuestra sonrisa en el camino ya que rezar todos como ejemplo
de Iglesia joven (con canciones geniales y demás) era un acercarse a Jesús todo
el tiempo. Y al final 120 km no fueron nada así que no solo habrá que repetir
todo lo de este año sino que habrá que hacer más y mover a más gente.
Mateo Aguado
IV
Un año más, he podido vivir la gran experiencia del camino
de Santiago, el año pasado también lo he hecho pero … Sinceramente no tiene
punto de comparación, cada año se vive de una manera diferente, debido a que
año tras año, ya hay una continuación del camino recorrido a lo largo de tu
vida y de tu fe.
Unos días antes mis compañeros de clase me llamaban loca
después de explicarles lo que haría en esta semana santa, todos se esperaban
que hiciese lo que todo el mundo hace.. quedarme en Ferrol durmiendo todas las
mañanas hasta las doce o una de la tarde, pero en  mi caso no sería así, a mi, lo que me
esperaría era totalmente diferente, madrugones, caminatas, compartir, orar…
entre otras muchas cosas que ellos denominaban una locura.
En el momento que todos estábamos reunidos ya en Tui, era un
ambiente magnifico, desde aquel momento ya me dio la sensación de que iba a ser
una experiencia que no iba a olvidar fácilmente.
Poco a poco, todos nos fuimos conociendo, pero realmente el
segundo día ya éramos  como una familia,
me encantó conocer a toda la gente que participaba en el, todos y cada uno de
ellos me han ayudado y me han evangelizado de una forma diferente, porque son
gente maravillosa con buen corazón, con la cual podía  hablar y mantener conversaciones sobre Dios,  tratar opiniones de lecturas ,
experiencias vividas o que me llegasen a explicar algo que yo no acabase de
entender. Las largas caminatas se convirtieron en bonitos momentos de compartir
que creas o no son de gran ayuda, porque es totalmente diferente al día a día,
hablar de Dios con mis compañeros de clase es algo prácticamente imposible pero
aquí era algo normal, un tema del que podíamos hablar con comodidad y
tranquilidad, por lo tanto me gustaba.
Los momentos que no eran las caminatas y el compartir, era
un acercamiento a Dios, mediante las vigilias y las misas, al igual que las oraciones,
ver a un grupo de personas rezando y orando te hace sentir como en casa, es
algo que a la gente le puede resultar extraño pero..  para mi es algo muy normal y bonito, me llevó
a pensar ¿porque mi día a día no puede ser así con estas personas? Después, me
di cuenta que cada uno tiene una tarea en su ciudad, si todos estuviésemos
juntos, Dios tendría menos oportunidades de ser conocido por la gente, porque
por medio de nosotros puede ser conocido y que realmente esa persona que lo
conozca pueda llegar a ser más feliz.
Silvia Trasancos

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