Testimonio Camino de Santiago II

por obradoiros

“Oh, querida Semana Santa, que por fin
llegas y por fin podré dormir, descansar y no pensar en nada más que estar con
mis amigos y ya.” Algo así pasaba por las cabezas de todo el mundo los últimos
días antes de que llegase la esperada semana, y no me excluyo de esto. Había
estado en Fátima en carnavales, y me había perdido las vacaciones entonces, así
que me dije a mí misma que en Semana Santa me quedaba en casa, porque lo
“necesitaba”, “necesitaba” descansar.

Que tonta de mí, lo que necesitaba de verdad
era hacer el camino, ¡y menos mal que lo hice! Tras varias menciones y cortas
conversaciones sobre el camino con algún amigo y con mi hermana, (esos amigos
de que Dios pone en tu camino para que te animen y te ayuden) decidí apuntarme,
a ver qué pasaba. Probar una nueva experiencia y ver mi ciudad con unos ojos
distintos, unos ojos de peregrina cuando llegásemos el último día (“si es que
llego! Pensaba yo). He de decir que lo preparé todo con muchas prisas, ni sabía
lo que metía en mi mochila y ni me había parado a pensar en lo que iba a hacer,
simplemente me lancé a ver qué pasaba. Y sí, algo pasó, algo grande. Lo que
había descubierto en mi anterior peregrinación a Fátima, lo volví a descubrir,
y esta vez con más fuerza, haciendo el camino, y eso era a Dios. A Dios y a su
amor.

Claramente el tener a un grupo de gente
tan maravillosa ayudó muchísimo, a mí personalmente me encantó conocer a gente
nueva, y a los que ya conocía conocerlos más a fondo, conocer sus historias,
pero lo que más me gustó fue tener a un grupo de personas con el que compartir
mi fe, un grupo de personas que sé que me aportaron algo y que sé que yo les
aporté algo a ellos y saber que ese grupo de personas iba a seguir conmigo
cuando el camino acabase. Por que si, el camino terminó, pero uno nuevo empezó,
o quizás la semana que estuvimos de peregrinos solo fue una pequeña pausa en
nuestro camino, no sé, solo sé que sigue.

Hoy en día es muy difícil que alguien,
más aún un joven, hable de Dios abiertamente, pero a mí me ha servido para ver
que no tiene por qué ser así. Yo miraba a mi alrededor y veía a dos personas
rezando juntas, o hablando de Dios, hablando del amor o hablando de algo que no
entendían de la Biblia, no sé, cualquier cosa. Y la verdad, es que eso me
fascinaba, cómo admiraba, y sigo admirando a esas personas. “¿Por qué no puede
ser así en mi ciudad?” me pregunté, pero llegué a la conclusión de ¿y por qué
no probar?

Gracias al camino, llegué de vuelta a
casa, y el primer día de clase, les hablé a dos amigas, y les dije “me vais a
tomar por loca, lo sé, pero sientes que nadie te quiere, pues que sepas que
Dios te ama, y te tiene muy presente, aunque tu a Él no”, y lo más sorprendente
de todo, es que una de ellas se echó a llorar, sabiendo que tenía razón.

También fue una semana de desconectar, de
pararme a pensar un poco las cosas, y como no, de aprender y crecer tanto en la
fe como en todo lo demás, pero bueno, aún así nunca se deja de aprender.

Hay que admitir que no fue un camino de
rosas; tuvimos lluvia y más lluvia, lo cuál se mezclaba con la tierra y creaba
barro, dando lugar a malos olores, botas manchadas y un enorme deseo de llegar
a la ducha de primeros, pero eso, contraponiéndolo con todas las sonrisas,
oraciones que, a mí por lo menos, me hacían llorar (¡de alegría!) y sentir a
Dios tan presente, ¡no era nada!

A cualquiera que no ha hecho el camino,
claramente se lo recomiendo. Si no conoces a Dios, le vas a encontrar ahí y vas
a tener la certeza de que va a seguir siempre a tu lado, si estás en un momento
de crisis por lo que sea, vas a verlo como una forma de desconectar, y te
llevarás la sorpresa de que sí, será para desconectar, pero para conectar con
algo mucho mejor, y si simplemente eres feliz, ten por seguro que ese grado de
felicidad aumentará.

Mónica Rollings Sánchez

También te puede interesar

Deja un comentario

3 comentarios

Marisol 09/04/2013 - 13:16

Muchas gracias por compartir semejantes vivencias!!!! Un fuerte abrazo!!!!

Anónimo 09/04/2013 - 18:19

Unha testemuña preciosa!! Gracias Mónica por compartila con todos nós

Con lo que soy 11/04/2013 - 15:57

Que bunitoooooo, via llorar, jajajaj no que esto no tiene boton de lágrimas. jajajmil gracias por compartir tu testimonio!!! muy bonito y esperanzador jajajaaj
Como tu bien has dicho el camino de santiago no termina en Santiago, si no que contiúa en la casa de cada cual jajjaj ANIMOOOOOOO a los que hicieron el camino contigo jajajajajy a i mucha fuerza y a seguir!!!!!