Al final de la Cuaresma me estaba preguntando como podría vivir bien la Semana Santa, estando lejos de mi familia, de mi parroquia y de mí país (soy de Polonia).


Durante del camino conocí mucha gente buena, que no tienen miedo de hablar de su fe, aunque otros, de su entorno, los traten como raros. Pero sobretodo encontré a Jesús. En sus caras sonrientes, ofreciendo su ayuda, animo y cariño, en los momentos de más cansancio. También en otros peregrinos encontrados durante de las etapas, que aunque no me conosieron compartieron conmigo su testimonio de fe y ofrecieron su ayuda. Jesús estaba caminando conmigo también en los tiempos de silencio, de reflexionar y de confesión.
Los momentos más especiales del camino fueron los tres últimos días. Me di cuenta cuanto nesesito a Jesús en mi vida y sobre su amor hasta el extremo. “Cerca de Ti Jesús yo quiero estar, de tu presencia no me quiero alejar” – todavía tengo en la cabeza las palabras de esta canción, que cantabamos en estos días.
Vuelvo del camino con la cara más roja del sol, con más amistades en Faceboook, muchas fotos y algunos selfies pero también con verdadera alegría y las fuerzas para enfrentarse de mis problemas de vida cotidiana. El camino no se termina, Jesús es nuestro Camino, hacia otro destino, mucho mejor que Santiago.
Renata