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(ZENIT-Roma, 8 de abril 2017). – “Ningún joven debe sentirse excluido” del sínodo de los obispos en octubre del 2018, ha dicho el papa Francisco: “el sínodo es “para” y “de” todos los jóvenes” incluso los jóvenes de fe tibia, jóvenes ateos, ha insistido en la vigilia de oración en Santa María la Mayor en Roma, el 8 de abril del 2017.
“Cada joven tiene algo que decir… a los obispos, al papa!”, ha subrayado el papa Francisco ante los jóvenes de Roma y de la región del Lacio, en la vigilia de la 32º Jmundial de la juventud, celebrada a nivel diocesano.
Este encuentro ha tenido lugar en el marco de la preparación de la asamblea sinodal sobre “los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional”, y de las Jornadas mundiales de la juventud previstas en Panamá en el 2019.
El futuro está en vuestras manos, toda la Iglesia quiere escuchar a los jóvenes” ha declarado el papa a sus interlocutores después del testimonio de una religiosa y de un joven. Como hace a menudo, el papa ha abandonado su discurso preparado de antemano para hablar de la abundancia de corazón.
“Queridos jóvenes, ha comenzado bajo los aplausos, gracias por estar aquí”. Y de lanzar: “Ningún joven debe sentirse excluido del sínodo”. “Hagamos el sínodo para los católicos… los jóvenes pertenecientes a asociaciones católicas… no! El sínodo es el sínodo “para” y “de” todos los jóvenes”.
“Los jóvenes son los protagonistas. Los jóvenes que se sienten agnósticos también? Si! Los jóvenes que tienen una fe tibia también? Si! Los jóvenes alejados de la Iglesia también? Si! (…) Los jóvenes que se sienten ateos también? Si! Es el sínodo de los jóvenes!” Y el papa insiste: “Queremos escucharos, cada joven tiene algo que decir a los otros, algo que decir a los adultos, algo que decir a los sacerdotes, religiosos, a los obispos y al papa! Todos tenemos necesidad de escucharos!”
El sínodo “toda la Iglesia quiere escuchar a los jóvenes, lo que piensan, lo que sienten lo que quieren, lo que critican”. ”Sed valientes”, les ha invitado el papa asegurando: “lo importante no es el no caer sino el de levantarse”.
“Quién soy?” o “Por qué yo?”
En la JMJ de Cracovia (2016), ha recordado el papa Francisco, “dije dos cosas: que feo es ver partir un joven al retiro hace 20 años y (…) para ver una vida joven en el sofá “. Ha deseado “los jóvenes en marcha, los jóvenes en el camino, los jóvenes que van hacia delante, uno al lado del otro mirando hacia el futuro”.
El ejemplo de María que se da prisa en ir a visitar a su prima Isabel, “el mundo de hoy Necesita jóvenes que van a toda prisa, que no se cansan de ir a toda prisa (…). Necesitamos gente joven en camino, el mundo solo puede cambiar si los jóvenes están en camino”.
“A menudo en la vida perdemos el tiempo preguntándonos “Quién soy?” ha constatado el papa. (…) Pero pregúntate “para quien yo? (…) para que personas soy yo en este momento?” “Hay que ser valiente y descubrir la belleza en las pequeñas cosas de cada día y dar gracias por lo que eres: “Soy así, gracias”.
La misión que el papa confía a los jóvenes
El “drama de este mundo” ha lamentado el papa argentino, es que “los jóvenes a menudo están excluidos. No tienen trabajo, no tienen ideales, la educación es deficiente, la integración es deficiente, muchos jóvenes tienen que huir, emigrar … los jóvenes suelen ser descartados, y esto no lo podemos tolerar”.
El camino a veces es “arriesgado” pero “si un joven no se arriesga, está “envejecido”, ha advertido el papa: “Vosotros jóvenes debéis arriesgaros en la vida… debéis prepararos para el futuro, el futuro está en vuestras manos”.
El papa Francisco ha confiado una misión a los jóvenes del mundo: hablar con los abuelos. “Hoy más que nunca tenemos (…) necesidad de este punto, de este diálogo entre viejos y jóvenes. (…) Es el trabajo que os doy en nombre de la Iglesia”. ”Pero, los viejos son molestos, siempre dicen lo mismo… No! Escucha a las personas mayores, habla, hazles preguntas”.
Ha concluido así: A las JMJ de Panamá, “no sé si seré yo, pero estará el papa… y os preguntará si habéis hablado con las personas mayores” y profetizado con los sueños de los ancianos (Joel 2, 28)”.
Traducción de Raquel Anillo