Ser acogedora, acogedora de peregrinos

por obradoiros

Hace mas o menos un año, tuve la oportunidad de ser acogedora, acogedora de peregrinos. 

La verdad es que me llevé un gran recuerdo de esa semana y este año se organizó de nuevo, por lo que no dude ni un segundo en volver a apuntarme. 

La verdad es que no quise que mis expectativas fuesen muy altas para no decepcionarme por si acaso no era tan genial como el año anterior, pero fue llegar allí y empezar a reír desde el primer momento.  

Creo que lo mejor que me pudo haber pasado fue llevar mi guitarra, ya que me metieron en el grupo de música y en el primer ensayo empezamos a improvisar y a montar el numerito del encuentro musical cada uno con los instrumentos que nos habíamos traído (que he de decir que todos y cada uno de los encuentros fueron espectaculares).

Otro gran grupo fue el de acogida, en el que participé tres veces. El poder hablar con los peregrinos después de que bailasen la samba o de que cantasen con nosotros era muy gratificante tanto para ellos como para nosotros porque de más de uno aprendí muchísimas cosas y cada historia que nos contaban o el motivo por el que hacian el camino era sorprendente.

Y en este pequeño resumen de esta gran semana de acogida no me puedo olvidar del grupo de intercesión que fue la gran novedad  de este año y a la vez el  que mas miedo me daba. Sin embargo esa mañana de cuatro horas, en la que teníamos que rezar por  nuestros compañeros y por los peregrinos, para mi fue como un minuto, exagerando mucho, pero es verdad que fue maravillosa porque teníamos la iglesia del pueblo entera para nosotros y sobre todo para estar cara a cara con Él y con la Virgen. El rosario que rezamos los 6 del grupo mas un peregrino que se nos unió fue un momento muy bonito y muy tranquilo. Justo lo que necesitaba.

En fin. Es muy posible que me queden muchas cosas por contar pero si lo cuento todo es imposible que termine. 

Lo último que tengo que decir es que espero que el año que viene es que vuelva a haber acogida y que se una mas gente porque es una experiencia que merece la pena vivir.  
Almudena M. Méndez

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