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Los Ejercicios son una ayuda para tomarse el Evangelio de Jesucristo en serio.
-Para romper las ataduras de nuestro corazón que nos impiden ser libres para amar.
-Para ver el modo concreto en que
Dios nos invita a vivir y a servir a nuestros hermanos.
Dios nos invita a vivir y a servir a nuestros hermanos.
-Para no contentarnos con una vida
mediocre, a medio gas, de horizontes alicortos, y para aprovechar
nuestro tiempo y nuestra vida de la mejor manera posible.
mediocre, a medio gas, de horizontes alicortos, y para aprovechar
nuestro tiempo y nuestra vida de la mejor manera posible.
-Para no
quedarnos en las ideas, en los planteamientos
ideológicos, sino perseguir una verdad que se verifica en una
experiencia saboreada, gozosa y estimulante.
quedarnos en las ideas, en los planteamientos
ideológicos, sino perseguir una verdad que se verifica en una
experiencia saboreada, gozosa y estimulante.
-Para poder
entender, no sólo desde la cabeza, sino sobre todo desde el corazón, lo
que quiere decir el Apóstol cuando exclama: ¡Ya no vivo yo, sino que
Cristo vive en mí! Esta vida en la carne, la vivo en la fe del Hijo de
Dios que me amó y se entregó a sí mismo por mí. (Gal 2, 20)
entender, no sólo desde la cabeza, sino sobre todo desde el corazón, lo
que quiere decir el Apóstol cuando exclama: ¡Ya no vivo yo, sino que
Cristo vive en mí! Esta vida en la carne, la vivo en la fe del Hijo de
Dios que me amó y se entregó a sí mismo por mí. (Gal 2, 20)
¿Quién da más?
Los Ejercicios Espirituales no son para gente buena, que además se lo
sabe, y no siente el aguijón de un “más”. No son para espíritus
conformistas, ni para aquellos que lo quieren todo sin renunciar a nada.
Son para gente capaz de poner en juego lo que tiene para perseguir lo que ama, emprendedores y arriesgados en correspondencia. Gente sedienta de conversión porque sabe que necesita algo más y algo distinto, o está
atravesada por la búsqueda y el anhelo de lo que Jesucristo promete a
sus amigos y amigas.
sabe, y no siente el aguijón de un “más”. No son para espíritus
conformistas, ni para aquellos que lo quieren todo sin renunciar a nada.
Son para gente capaz de poner en juego lo que tiene para perseguir lo que ama, emprendedores y arriesgados en correspondencia. Gente sedienta de conversión porque sabe que necesita algo más y algo distinto, o está
atravesada por la búsqueda y el anhelo de lo que Jesucristo promete a
sus amigos y amigas.