Nunca he pensado que llegaría el momento de hacer un viaje a Lourdes. Durante toda mi vida he sido un hombre razonable, mejor o peor, pero razonable, y ni siquiera en mis etapas de acercamiento a Dios podía pensar que daría crédito a las apariciones de la Virgen.
Lourdes es una ciudad bonita, enfocada a los santuarios y a los millones de visitantes anuales que recibe de todo el mundo.
Impresiona la cantidad de hoteles y comercios que se pueden abrir en un espacio no demasiado grande. Esto me lo esperaba y no ha sido una sorpresa.
Pero buscaba otra cosa. Soy el eterno creyente que pide explicaciones a mi existencia.
¿Podía Lourdes acaso resolver un mínimo de la duda?
¿Cuáles eran mis expectativas reales antes de mi llegada a la tierra de Bernadette?
Mi primer contacto serio con Lourdes fue el domingo, a primera hora, con la Misa Internacional. Cinco minutos sobraron para arreglar dudas y problemas.
Lo primero es que yo traía un saco de peticiones absurdo.
Desaparecieron a mis ojos los edificios, las basílicas, las catedrales, los comercios, los turistas…
Y desde el primer paseo por Lourdes pude sentir la verdadera esencia del ser humano.
Solo vi a las personas, a las personas que aman el servicio a los demás.
Solo vi a los voluntarios, sonrientes, atentos, llenos de cariño.
Solo vi a los enfermos, esperanzados, lejos de sus sufrimientos, viviendo en un aparte de sus cotidianas vidas unos días donde nadie les señala, donde nadie les compadece, donde pueden sentirse uno más en la humanidad.
¡Y eso es lo que quería la Virgen! En Lourdes se reza, incansablemente. En Lourdes se ama, sin pedir nada.
Lourdes huele a Gloria de Dios.
Ya no soy el mismo. Sé que mi misión está en la calle, con mi grupo de rock saturado de ateos, en mi sociedad saturada de prisas y angustias, totalmente sorda a la llamada del Padre.
Pero desde Lourdes sé que mi misión la llevaré siempre con amor y una sonrisa. Dios ha querido que fuera a Lourdes y he ido. La Vírgen ha hecho el resto.
Hágase en mí tu voluntad.
Toni.
1 comentario
Muchas gracias por tu testimonio, has vivido el espíritu de Lourdes, con el entendemos porque es tan importante llevar gente a Lourdes para que vivan el mensaje de la Virgen.
Lourdes cambia y transforma a la persona, cada año que volvemos vivimos experiencias que están llenas del Amor de Dios y que nos enriquecen de manera insospechada.
GRACIAS por vuestra labor al servicio de los demás.Recibe un abrazo de Gely y Fernando ( padres de Zeltia)