sinodal”. Asegura que el Sínodo Diocesano es
“una necesidad en nuestro peregrinar” y añade que “son momentos estos
que tenemos que vivir con entusiasmo, decisión, entrega, y caridad
pastoral, para comunicar algo que llevamos dentro como experiencia vital
que ha cambiado nuestras vidas”.
la Carta Pastoral insiste a todos los diocesanos a
ponerse en camino, a trabajar en comunidad, en pequeños grupos, equipos o
movimientos. “Es una urgencia ineludible” afirma, “¡no dejemos pasar el momento!” “¡No sería bueno estar con el freno
puesto o con la marcha atrás!”
la actualidad, hay cerca de doscientos grupos sinodales trabajando en
toda la Archidiócesis. Los grupos de reflexión constituidos en las
parroquias y en las zonas pastorales, ya han realizado sus aportaciones
al primer cuaderno de trabajo, “Identidad cristiana y transmisión de la
fe”. En esos días, todos los grupos están recibiendo otros dos cuadernos
a los que también podrán realizar aportaciones y sugerencias. Se trata
de reflexionar sobre la Comunión de la Iglesia y la Liturgia.
Continuando la reflexión sinodal…
Queridos diocesanos:
Después
de la Asamblea Diocesana y de las Jornadas sacerdotales, enviados ya
los temas para continuar nuestra reflexión sinodal, me dirijo a todos
vosotros para animaros en el quehacer de las preocupaciones pastorales
que tienen como misión anunciar el Evangelio de Jesucristo, nuestro
Señor y Salvador. Esta misión es una acción específica, que requiere
saber esperar aunque esta espera comporte sufrimiento. Son momentos
estos que tenemos que vivir con entusiasmo, decisión, entrega, y caridad
pastoral, para comunicar algo que llevamos dentro como experiencia
vital que ha cambiado nuestras vidas. ¡No nos dejemos ir cómodamente! El
encuentro con Jesucristo y su seguimiento han dado sentido a todo en
nosotros. Hemos de dejarnos mover por el Espíritu de Dios para hacer
conocer su voluntad a todos. ¡Cómo me alegraría poder llegar a todos los
diocesanos e involucrarles en este proyecto que es Cristo!
Esto
requiere vivir en un mismo Espíritu y con un mismo corazón en el
horizonte de las reflexiones, objetivos y metas del Sínodo Diocesano. No
se trata de olvidar lo que han sido las orientaciones de nuestros
Planes pastorales sino de avivar la reflexión sinodal desde nuestra fe
para revitalizar la pastoral diocesana. Considero el Sínodo como una
necesidad en nuestro peregrinar, pidiendo no quedar en puras
especulaciones y meras expresiones de deseo, sino procurando que la
gracia de Dios se haga realidad en nuestra vida cristiana. ¡No sería
bueno estar con el freno puesto o con la marcha atrás!
¡Despertémonos
de nuestras somnolencias, avivemos nuestra fe y entusiasmo,
acercándonos a la realidad con la luz que Cristo nos ofrece! Él es el
único programa que hemos de seguir interpretando los signos de los
tiempos que nos tocan vivir. Poniéndonos en camino, trabajemos en cada
comunidad, en pequeños grupos, equipos, o movimientos. Es una urgencia
ineludible. ¡No dejemos pasar el momento! Es un auténtica gracia para la
vida diocesana. Hace unos días ha venido a verme un grupo
significativo de familias, en representación de otras muchas, ofreciendo
su disponibilidad y mostrando su preocupación por el acompañamiento
educativo de sus hijos. ¡Prestemos atención a estas inquietudes! ¡No
podemos sentirnos ajenos! El futuro será nuestro en la medida en que
sepamos vivir nuestra vocación cristiana. ¡Que no se avinagre nuestra
esperanza volviéndose vacilante!
Esto
implica una espiritualidad fundamentada en la oración como encuentro
con Cristo a través de la Palabra de Dios y en la Eucaristía. Sin éstas
no hay fecundidad pastoral posible. En esta Iglesia compostelana, yo,
como pastor en nombre de Jesucristo, acompañado por el Sr. Obispo
Auxiliar, camino con vosotros, pidiendo que el Señor nos colme de
bendiciones.
Os saluda con afecto,