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Domingo de Ramos es el pórtico de la Semana Santa y, también, de nuestro particular peregrinaje a Santiago. Con ganas de iniciar ambos caminos, el de la Cruz y el de Compostela, ayer nos reuníamos en el Seminario Menor de Tui un nutrido grupo al que, a lo largo de estos días, se irán añadiendo nuevas caras.
Tras la cena, empezábamos a aprender los nombres de todos en varios juegos dirigidos por Mateo y Carolina. Después, saludar con calma al que nos ha convocado para caminar a su lado: Cristo. La jornada tocaba a su fin con el merecido descanso que siempre resultará insuficiente durante estos días.
Al día siguiente, toque de diana a las 7:30; desayuno a las 8 y oración de la mañana a las 8:30. En ella, Javi García, nos invitó a vivir estos días con valentía, sin complejos, dejando entrar al Señor y experimentando su misericordia y su amor.
Durante la marcha empezaron a notarse las primeras dificultades: equipaje de más, calzado inadecuado, la cantimplora que tenía que haber traído… Pero ni una queja, sobre todo cuando apareció la furgoneta cargada con provisiones para reponer fuerzas.
Llegamos a Porriño a las 13:30 y fuimos directos a la piscina para ducharnos y disfrutar de un ratillo de relax. Luego a comer. Alguno ya tiene asimilado que lo de perder quilos estos días va a ser complicado…