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El cierre, o clausura, del II Encuentro diocesano de niños celebrado el pasado jueves, 1 de mayo, fue la celebración de la Eucaristía en la Catedral de Santiago. Las naves de la Basílica se llenaron de cantos de los niños que hasta hacían sonreír al Apóstol Santiago -como dijo D. Julián- y estremecer a los presentes con los gritos de aquellos que vieron volar el botafumeiro.
La Catedral acostumbrada al silencio y a la solemnidad, donde la gente suele tener bastantes caras serias, -según les comentó D. Julián a los niños en la homilía- se convirtió en un lugar de celebración alegre y entusiasta. La casa del Apóstol Santiago, el amigo de Jesús, se llenó de más amigos que vivieron el encuentro como una auténtica fiesta donde celebraban su fe.
Toda la liturgia fue animada con la música de los jóvenes que, voluntariamente, trabajaron toda la jornada en los talleres y actividades. También prepararon los cantos de la misa con guitarras, bajos y batería.
Un día, por tanto, de ilusión y de encuentro para reavivar la fe de toda la Iglesia diocesana.