Hoy por la mañana salimos de Tiberíades hacia el río Jordán, en donde hicimos la renovación de las promesas del Bautismo en las mismas aguas donde hace 2000 años lo hizo nuesto Salvador.

Después fuimos a Qumran, donde visitamos las ruinas del monasterio esenio. Allí vimos un vídeo que explicaba la vida de estos peculiares judíos para luego acercarnos a comprobar cómo era su vida “in situ”.

Justo después nos fuimos al Mar Muerto a bañarnos, flotar un rato (otra cosa no se podía) y embadurnarnos con los lodos que, dicen, son buenos para el cutis.

Tras salir bastante rejuvenecidos de allí, pusimos rumbo a Jericó para comer, aunque no en casa de Zaqueo.Y finalmente, después de comer pusimos rumbo a Belén, el final de nuestro viaje por hoy.

Nada más llegar nos dirigimos directamente a la gruta de San José, bajo la Basílica de la Natividad, muy cerca de donde San Jerónimo escribió la Vulgata. Fue un momento muy emocionante. Cantando villancicos con el niño literalmente en los brazos no fueron poco los que llegaron a las lágrimas. Y casi por sorpresa tuvimos un regalo más que especial. No han sido pocas las veces que Fray Paco nos ha hablado de las necesidades y el cierto desamparo que viven las comunidades franciscanas de esta tierra, especialmente de Belén, rodeados por el muro.

Pues como por arte de magia, mientras subíamos de la gruta en la Basílica Católica se estaban preparando para el Bautismo de Joanna. Así que ni cortos ni perezosos nos decidimos a acompañarlos en un momento tan importante para una comunidad tan pequeña como es el momento de la bienvenida a un nuevo miembro. El Padre Franciscano que lo celebró nos invitó incluso a participar con nuestros cantos, cosa que hicimos más que gustosos.

Como punto final del día, tras la cena, tuvimos un pequeño encuentro entre nosotros para poner en común las impresiones que nos está dejando el viaje en esta primera mitad (¡sí! ¡ya llevamos la mitad!) y aprovechamos para presentarnos (aún no lo habíamos hecho). El ratito en común terminó con el testimonio vocacional de nuestro fantástico guía, Fray Paco, y una breve oración.

Ahora mismo estamos todos dispersos por el hotel, hablando, paseando… o durmiendo, que aquí son las 23:00 ya y mañana nos levantamos a las 6:30… Así que… me voy a acabar de preparar la homilía de mañana. Buenas noches.

Antonio Carbia Sobredo