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Convivencia de inicio de curso. Residencia Universitaria
María Inmaculada. Santiago de Compostela.
María Inmaculada. Santiago de Compostela.
El sábado día tres llegamos a la residencia por primera vez. Fuimos llegando a cuentagotas, sumidas en la expectación que causa lo desconocido, aunque para ser sinceros, nos preocupaba más (quizás por su carácter inmediato) cómo sería nuestra habitación que la posibilidad de sentirnos solas.
El principio se resume en una cena juntas y un revuelo de niñas visitando e intercambiando opiniones acerca de habitaciones, bastaba con asomarse al pasillo para ver por todos lados a las que serían nuestras compañeras el resto del año.
Fue el camino el que creó el vínculo de unidad entre todas nosotras, ayudándonos a conocernos hasta el punto en el que nos olvidamos de que la primera vez que nos habíamos visto fuera tan solo dos días atrás.
El hecho de encontrarnos juntas durante dos jornadas a tiempo completo fue sacando a la luz muchos aspectos de todas nosotras, que no habríamos ni apreciado de haber vivido una situación distinta.
Como dijo Javi, el camino representa un cambio en cada peregrino, y también una actitud al enfrentarse a algo nuevo. Así fue para todas nosotras.
Cuando el lunes aún estábamos en nuestra casa, viviendo una continuación de verano, el viernes ya nos sentíamos sumergidas y acompañadas en la experiencia que nos esperaba, hasta el punto de que ahora somos conscientes de que tenemos como apoyo a amigas a las que podemos acudir tan solo con llamar a las habitaciones que nos rodean.
Elia de Esteban y Belén Vieira.