Queridos padres:
Durante estas semanas estáis tramitando la matrícula escolar para el próximo curso. Vuestro derecho como padres se expresa de manera singular en la educación que queréis para vuestros hijos. Para ellos queréis una enseñanza de calidad en la que profesores bien formados y competentes, provistos de los medios materiales adecuados, hagan posible a vuestros hijos el desarrollo integral de todas las dimensiones de la persona, incluido el valor humanizador y trascendente de lo religioso como horizonte de verdad, de esperanza y de libertad.
La Enseñanza Religiosa no es un privilegio de la Iglesia sino, ante todo, un derecho y una responsabilidad vuestra, de los padres y madres de familia: vuestros hijos han de recibir la educación religiosa que corresponde a vuestras convicciones, de acuerdo con la libertad de enseñanza y la libertad religiosa que reconoce la vigente Constitución española.
La enseñanza de la religión no es una catequesis escolar. Está presente en la escuela para procurar que los alumnos conozcan su propia tradición cultural, en este caso de raigambre cristiana, y realicen un estudio razonable de sus contenidos principales y de su historia, con sus implicaciones éticas y sociales. Es parte imprescindible de una educación que quiera lograr una formación integral, una inserción personal y libre, constructiva en la sociedad.
Tiene mucha importancia que todos los que intervienen en la tarea educativa, sin ceder al prejuicio laicista, asuman la presencia de la enseñanza religiosa como una materia propia y rigurosamente escolar, equiparable a las demás asignaturas en sus objetivos, en el rigor científico de sus contenidos y en el carácter formativo de sus métodos. Sería deseable igualmente que el marco escolar de la asignatura de Religión quedase al margen de la oportunidad política.
Por ello, os invitamos como padres cristianos a inscribir a vuestros hijos en la asignatura de Religión Católica, como expresión de vuestro compromiso educativo y creyente. Esta colaboración vuestra será imprescindible para que la escuela sirva realmente a la formación integral de la persona.
Con nuestro agradecimiento y aliento a los padres y profesores que entregáis generosamente lo mejor de vosotros en la educación de vuestros hijos y alumnos, os bendecimos con afecto en el Señor, Maestro que nos da vida y sostiene en la esperanza.