Camino de Santiago 2017: volver a vivir de nuevo

por obradoiros


Hola a todos.
En pocas líneas voy a tratar de contar mi experiencia en el Camino de Santiago en Semana Santa. Es muy difícil contar todos los sentimientos experimentados en estos pocos días.
Este fue mi segundo camino de Santiago. Mi primer camino, fue el portugués desde Oporto, lo hice en el verano del 2014 con un sacerdote italiano.



Siempre quería vivir una Semana Santa diferente y permanecer más cerca del Señor y esta era mi oportunidad.

Tuve la suerte de nacer y crecer en una familia católica creyente y practicante así que, desde pequeño empecé a asistir a la parroquia y a varios grupos que existían en ella (scouts, catecismo y monaguillos). Pero la Semana Santa se limitaba a ir a Misa en las fiestas de precepto (Domingo de los Ramos, Jueves Santo, Viernes Santo, la Vigilia de Pascua e incluso el Domingo de Pascua).
Yo quería vivirla más intensamente, como después resultó ser en este camino. Fue una experiencia muy positiva y encantadora donde he podido desconectar una Semana entera del mundo exterior y estar más cerca al dolor y  la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo y he podido cargar las pilas tanto desde el punto de vista espiritual como desde el punto de vista personal. 

A veces hay que parar y mirar dentro de nosotros mismos. Sin poner a Jesus en nuestras vidas no podemos seguir adelante y cada domingo nosotros recibimos en la Eucaristia el sustento vital – el Cuerpo de Jesus – para el resto de la semana siguiente. 

También tuve la oportunidad de conocer a tantos chicos nuevos y maravillosos con los que he compartido los pasos y experiencias: espero poder volver a vernos en el camino de la Vida. 
Doy gracias al Señor por ponerlos a mi lado.
Lo sentí muchísimo no poder terminar el camino y vivir la fiesta más importante para los cristianos juntos, pero en Roma estaba mi familia que me estaba esperando. También doy gracias al Señor por haberme dado la gracia de su amor infinito el Miércoles Santo en la Basílica de Santa María La Mayor en Pontevedra. Siempre es tan agradable acercarse al Sacramento de la Reconciliación y experimentar el amor misericordioso de Dios.

También quisiera mencionar la celebración en la Memoria de la Última Cena del Señor y el momento de adoración ante el Santísimo Sacramento en la Parroquia de Santo Tomas en Caldas de Reis: me conmovió estar de rodillas ante el Señor y rezar  una hora más o menos en las últimas horas antes de su muerte y resurrección.
Gracias a todos por esta 
maravillosa experiencia!!!!!

Luca Piccotti

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