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Llenaba el ambiente de Madrid el calor en la jornada de la vigilia, el 20 de agosto. Los peregrinos de la Diócesis de Santiago salían a las 10.30 hacia el aeródromo Cuatro Vientos en metro.
Los peregrinos de la diócesis de Santiago de Compostela se levantaron temprano, puesto que se acudió a misa a la parroquia de acogida, muy próxima al colegio. Allí se compartió la celebración de la Eucaristía con un grupo de italianos que estaba alojado en la parroquia. Dicha misa, bilingüe italiano-español (itañolo, cómo los italianos dicen), era la forma de poner ambiente al día, largo y esforzado.
Tras la misa, se recogió todo lo necesario para ir a Cuatro Vientos, a pasar la noche. Las recomendaciones fueron de crema solar, esterillas, sacos, mudas y calzado cómodo.
El metro comenzó a ser una locura en la línea 10, de forma que subían y subían peregrinos, cantando y siendo felices, pero el espacio era mínimo, o menor. Tras la línea 10, en la estación de Aviación Española, la reunión de todos los grupos dispersos fue lenta, y realmente hubo algunos problemas, más de tiempo que de otra cosa. Tras estar horas entre metro y caminando hacia la explanada, al fin se divisaba Cuatro Vientos yt a todas las personas que estaban ya en el interior.
Increíble, apasionante, espectacular e inolvidable, así se calificaba todo según los peregrinos, que disfrutaban de las ganas de unirse a la fiesta.
Pablo Aguado Domínguez
Encargado de prensa sobre los DED y la JMJ
de la Delegación de Pastoral de Juventud de Santiago de Compostela
1 comentario
Yo decir que fue el regalo de cumpleaños más bonito que me regalaron mis padres el poder disfrutar de todos los dias con vosotr@s incluido el dilubio del Sábado en Cuatro Vientos fue una experiencia INOLVIDABLE en mi vida GRACIAS POR TODO A TOD@S BESOS DESDE OLEIROS. Inés