“Id, pues, y haced discípulos a todos los pueblos”
Esta es la misión de la Iglesia, que en Una Luz En La Noche, se lleva a cabo.
Todo comienza con una pequeña oración encomendando la jornada. Luego tenemos un tema formativo en común, con el que vemos distintos aspectos sobre la evangelización y la labor de un cristiano en este sentido.
Tras un pequeño descanso con café, bebidas frías, dulce y salado, nos dividimos en dos equipos. La gente que viene por primera vez, tiene una charla formativa sobre el método que Una Luz En La Noche usa, mientras que los que han ido más veces, pueden escoger esta misma charla que reciben los novatos o una formación alternativa que se centra en algún aspecto del método.
Después de esta parte más formativa y tras haber cenado, nos preparamos para tener un encuentro personal con Dios y para pedir que séa Él quien actúe esa noche, poniendo delante de nosotros a personas y palabras en nuestra boca para que ellas también tenga un encuentro personal con Él.
Tras este primer momento, Laura, nuestra antorcha, nos va dando a cada uno nuestra tarea en esa noche. A unos les toca salir a la calle, a otros les toca acogida, a otros intercesión y a otros ambientar con los cantos y la música. Mientras somos llamados para recibir el encargo, Javier nos va bendiciendo personalmente.
Una vez ya con la misión en la mano, salimos a la calle al encuentro de personas con las que Dios quiere tener un encuentro personal.
“Cuando este proyecto empezaba a andar, recuerdo que me sentía incómoda, por que me parecía que irrumpíamos en ese espacio de tiempo libre que dedicamos las personas cuando salimos a la noche a tomar algo. Y ya el colmo era decirles que: “Jesús te espera”. Era como un aquí te pillo aquí te mato. Pero no hay más, la invitación en la calle este esta y es así de sencilla. Sueles dejarles un flayer con la ubicación de la Iglesia y te vas.
Luego aprecié la libertad que siente la gente cuando decide o no entrar. Por que es cierto que muchos son los invitados pero pocos los que deciden acercarse hasta la iglesia (bueno, depende también, a veces son muchos y los de acogida no dan a basto).
Y aquí también es una situación muy sencilla. La persona entra, se le explica que lo que está en el altar es Jesús vivo y se le ofrece la posibilidad de escribir una oración. Luego se coge una velita y se acompaña a esta persona que ha entrado hacia el altar dónde Jesús está esperando. En este recorrido, acompañado y acompañante comienzan a dialogar sobre su vida, que le a traído esa noche a la iglesia, si es creyente o no. Aquí es donde mi percepción de Una Luz En La Noche cambió. Puesto que es en este momento, que eres capaz de apreciar la sed que esta persona siente por encontrar “algo” que sienta con el, que lo llene o simplemente que esté a su lado para consolarlo. Y es cuando llegas adelante, justo enfrente de Jesús, al presentarlos a ambos con nombre y apellidos, cuando la persona es capaz de reconocer que en Jesús está lo que estaba buscando. Tras este encuentro la persona deja su oración (la que ha escrito antes) y se lleva una palabra de la biblia que hay en una cesta delante del Santísimo.
Después de esto, algunos han querido quedarse a hablar con los sacerdotes que hay a la salida preparados para confesar o simplemente charlar.
Creo que es una experiencia intensa para ambos: los que la realizamos y los que entran. Jesús nunca deja indiferente a nadie en su locura de amarnos y es por esto que no podemos dejar de acercarnos a su infinito amor.”