Testimonios Fátima (II)

por Depasxuventude
 Bueno estos días han sido realmente impresionantes. En una palabra obra de Dios, porque no podría ser de otra manera en tan poco tiempo hacer tantas cosas y tan perfectas.
Yo iba a Fátima con la idea de encontrar a Dios, estos últimos meses estaba atravesando una crisis de fe , y a pesar de llevar toda mi vida yendo a la iglesia , e ir a misa todos los domingos y así…me era imposible tener un rato de oración …porque en el momento que me ponía a rezar millones de preguntas sobre Dios , frases de la gente, y diversas teorías pasaban como un rayo por mi cabeza alejándome de Él.
Entonces en el momento que llegué a Fátima  y nos dividieron en grupos,  me tocó el grupo 7 (es el mejor) y claro, solo conocía a Mateo, y bueno era un poco en plan de que no me hacía mucha gracia conocer sólo a una persona, pero bueno, poco a poco empezamos a hablar, durante la caminata y así y nos fuimos conociendo. Después del primer descanso cuando volvimos a andar estaba lloviendo, era de esta lluvia que apenas moja así que dije: bueno no pasa nada. Pero al llegar a la zona de los molinos la cosa cambió, porque ya no llovía de esa lluvia menuda sino que era lluvia tan gorda que hasta dolía, nos pusimos todos perdidos, ni chubasqueros ni paraguas ni nada, el agua nos había calado a todos. Yo estaba súper enfadada porque estaba empapada, tenia frío, me dolían las piernas…y no paraba de preguntarme pa que me apunté yo a esto… O …con lo bien que estaría yo en mi casa , disfrazada… Pero en el momento que llegué a la Capelinha fue una satisfacción, un:  ¡lo he conseguido! , que a pesar de estar tiritando y muerta de frío por dentro notaba como si me ardiera el pecho y bueno también me fijé en que todos estábamos mojados, que todos estábamos igual y que así de igual era el amor de Dios por cada uno de nosotros. Pero el verdadero milagro fue al día siguiente en el momento en el que dije que hago aquí…? Y pensé: a ver María, si estás aquí es por algo; así que… a ver qué pasa y me puse a hablar con Dios. Le dije: si de verdad existes, haz un milagro! Y el verdadero milagro fue que fui capaz de realizar mi confesión más sincera, me confesé de cosas que nunca había sido capaz de confesar y desde ese momento ya no decía Virgen de Fátima, si no MAMÁ.
Bueno, en resumen, ha sido una experiencia increíble, que por supuesto estoy dispuesta a repetir.
María Piñeiro
 
 
 
 
 
 

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