Si tuviese que escoger un momento de la peregrinación sería la procesión con las velas, fue un momento increíble en el cual todos íbamos caminando amparados por la virgen, mientras se escuchaban cantos celestiales y hasta se rezó el ave María en latín. Es una experiencia que recomiendo, sobre todo si se puede ir con amigos, porque cuando muchas veces las fuerzas flaquean se agradece ver a otro compañero y comentarle aquellos problemas que uno tiene. Fátima combina esa parte individual de reflexión y una parte grupal de unión, necesarias en la vida de cada uno.