Testimonios de Centinelas (3)

por Depasxuventude

Para ser sincera, acudí al curso base con la idea de que iba
a pasar un fin de semana intenso e instructivo, en el que iba a aprender,
contaba yo, gran cantidad de cosas que aplicar no sólo en proyectos concretos
como Una Luz en la Noche, sino también en el testimonio diario, pero no las
tenía todas conmigo en cuanto a cómo lo iba a pasar. Tenía la impresión de que
iba a escuchar, escuchar, y escuchar, e iba preparando mi mente como una
esponja para llegar allí y aprender todo lo posible. Pero lo cierto es que nada
más Don Andrea se hubo presentado, ya intuí que iba muy desencaminada.

De
la mano de Don Andrea y Chiara vivimos momentos instructivos, sí, pero también
interactivos, divertidos, y amenos, y es que no todos los días puede ser uno
párroco, “satánico” y evangelizador al mismo tiempo. Uno se queda algo
descolocado cuando ve que la cosa empieza jugando al teléfono estropeado, pero
no más que cuando te hacen preguntarte cómo o cuándo te has encontrado con Jesús.

Si
tuviese que decir qué he aprendido en el curso base, más bien diría qué he
comprendido. Es una diferencia que no es ligera, comprender implica hacer mías
las ideas recibidas, y es que si uno no las hace suyas, difícilmente podrá
traspasárselas a los demás. He comprendido que, si soy cristiana, no puedo
callar la Verdad. En un mundo donde cada noche miles de jóvenes salen a las
calles perdidos y desorientados, tantos sin siquiera saberlo, sin plantearse si
Ésta existe, nosotros tenemos un tesoro, un tesoro que merece la pena
compartir, seríamos unos egoístas si no lo hiciéramos.

Pero
también he aprendido que esta Verdad, es esquiva, en boca del propio Don
Andrea: “No podemos saberlo todo de
Jesús, pero podemos afirmar que todo lo que sabemos de Él, es Verdad”.
 No es una de las frases que él subrayó en las
presentaciones, pero yo sí la subrayaría.  Y diría también que aún lo que sabemos de Él,
muchas veces se resiste a entrar en nuestra cabeza.

Tantos
errores cometemos a menudo cuando nos embarcamos en la hoy día tan difícil  tarea de la Evangelización, errores que
tuvimos ocasión de analizar. Recordamos que Evangelizar no es moralizar, es
anunciar que Jesús vive, no como un recuerdo, que está vivo hoy. Pero sobretodo
vimos que sólo hay un método para hacerlo, que ya está inventado: el método de Jesús,
el que recoge el Evangelio, y habremos leído muchas veces. Olvidamos muchas
veces que el auténtico “convertidor” ya está en marcha desde antes de que
nosotros abramos la boca: El Espíritu Santo. Nosotros sólo somos un medio, ¿por
qué entonces resulta tan complicado? ¿Por qué necesitamos un curso?

Primero,
porque hay otros que han comprendido esta realidad antes que yo, y tienen
experiencia en llevarlo a la práctica, pero segundo, y no poco importante, porque
creo que Jesús siempre tiene algo nuevo que enseñarnos o a lo mejor simplemente
recordarnos, no sólo por medio de su Palabra, sino que también se valió de esta
ocasión para hablar con nosotros.
Rosa Piñeiro

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