Había oído hablar de una luz en la noche, pero no había estado nunca y por lo tanto, no le podía decir a la gente de qué iba. Efectivamente, tenía una noción de lo que era, pero una cosa es saberlo de oídas y otra vivirlo.
No me acordaba que ese sábado había Una luz en la noche. De hecho, volviendo de correr, me encontré a súper don Javi García y me lo recordó. Al día siguiente me tenía que levantar temprano y me suelo acostar pronto, o sea, que a eso de las 21:30h me entró una pereza horrible, cero ganas de salir de casa. Además, mi hermana estaba viendo una peli y me enganché también a verla… ya os imagináis… Hice un esfuerzo porque ya le había dicho a D. Javi que sí iba, no podía faltar, y me fui a Santa María.

Habré entrado 1000 veces en la Peregrina pero esa noche, os prometo que fue especial. Esa noche respiré PAZ. Me acompañó un chico ante el Santísimo para dejarle mi oración. Nunca había estado tan cerca de Él y la verdad es que fue muy emocionante. Le dejé mi oración y cogí de la cesta una frase de la Palabra de Dios, que el Señor me dirigía a mí.¡Casi me caigo para atrás! Me vino al pelo.

Estos jóvenes de Una luz en la noche me dieron una lección sin que ellos lo supieran: no hay que tener miedo a vivir tu fe. Que te importe un bledo lo que piensen los demás. Lo único realmente importante, y lo que nos debe preocupar, es lo que opine Dios. Y Dios es Amor y Misericordia. GRACIAS, GRACIAS y GRACIAS por esta labor.