Llevaba cuatro años esperando para realizar la peregrinación a Santiago con mi grupo, pero no pudo ser hasta este.
Todos ellos me ponían expectativas muy altas y yo deseando venir para vivirlas. Sin duda, las superaron y me hicieron, además de divertirme y conocer gente, reavivar mi fe y mi espíritu en Dios. Esto no ha sucedido por la peregrinación en si, sino por la gente, por su devoción y por la libertad que tienes para poder abrirte y ser como eres y hablar de Dios como nunca lo había hecho.

No os contaré mucho más porque si venís algún día no quiero adelantaros nada.
Un saludo desde Madrid. 😀