Este año partía desde un punto distinto: desde la experiencia del camino anterior, que sin duda me marcó enormemente. Pensaba que el factor sorpresa ya no tendría importancia. Sin embargo, precisamente por esto, Jesús me ha sorprendido desde el principio.
Vine con la intención de continuar y crecer en mi relación con Jesús, de continuar el camino anterior. No me di cuenta de lo mucho que me había alejado de Él desde entonces. Cada día marcaba mis pequeños objetivos lejos de Su palabra. Apartaba de mí a mis padres a mi familia en su conjunto, a todo aquel que necesitase ayuda, queriendo ser cada vez más y dejándole menos hueco a Él. En mi vida diaria solo cabía yo, de la manera más egoísta.
Cuando me paré a preguntarle: ¿Dónde estás?, me encontré perdida, tenía miedo de no verle, no sentirle. A pesar de mis miedos y pasos desacertados, Él ha seguido a mi lado. A lo largo del camino le he ido descubriendo poquito a poco en cada momento, sin irse del todo el miedo. Hasta que llegó el Via Crucis y la hora de silencio del sábado. Tuve la certeza de que estaba conmigo. Sé que me sostiene bien fuerte de Su mano.
Estos días han pasado volando. Espero que no lo haga así la alegría de anunciarle. A todos los que habéis formado parte de este camino, muchísimas gracias. Necesitaba renovar mi fe y vosotros me habéis ayudado a llegar a Jesús. Creo que nos veremos pronto.
|
|