212
La última oración de Jesús antes de ir a la cruz fue: “Que todos sean uno, como tú, Padre, en mí, y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado” (Juan 17, 21).
Este deseo de Jesús siempre fue extremadamente valioso para la Iglesia y lo sigue siendo. Es una tradición muy extendida entre todas las confesiones cristianas el rezar por la unidad y el compartir un diálogo sobre los aspectos comunes de nuestras creencias, por encima de destacar las diferencias.
Existen muchas iniciativas para trabajar por la unidad, entre ellas la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, que siempre se celebra durante los ocho días anteriores a la fiesta de la conversión de San Pablo.
El lema escogido para este año es “Permaneced en mi amor y daréis fruto en abundancia” (Juan 15, 5-9) y durante todo el octavario estaremos publicando reflexiones bíblicas preparadas especialmente para esos días.
Además, el Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, conjuntamente con la Comisión Fe y Constitución del Consejo Mundial de Iglesias han publicado un documento para trabajar el tema de este año.
Así comenzaba el año pasado este evento: