La Parroquia de San Francisco de Asís te invita a vivir un Retiro de Emaús para mujeres mayores de 25 años:
https://boaxente.org/2018/11/26/franciscanos-coruna-te-propone-vivir-emaus-descubriras-a-alguien-que-te-quiere-con-locura-2/
puedes inscribirte en este enlace: RETIRO DE EMAUS.
* ¿Qué son los retiros de Emaús? | Alfa y Omega
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Retiros de Emaús: “un primer encuentro con la persona de …
¿Qué es un Retiro de Emaús?
Los Retiros de Emaús no los organiza ninguna congregación religiosa
sino que son retiros pensados para todo el mundo, promovidos por nuestra
parroquia de San Francisco de Asís de A Coruña, acompañados por la
parroquia de San Sebastián de Barcelona para con las mujeres, y por la
parroquia de Sta María de Cané en Pozuelo para con los hombres.
No se trata de unos ejercicios espirituales como tales, ni siquiera
es un retiro convencional. Es un “camino” de un fin de semana basado en
la lectura del Evangelio según S. Lucas 24:13-35, que narra el camino de
los discípulos de Emaús. Está preparado por laicos y para laicos, bajo
la supervisión del sacerdote responsable del retiro. Al estar
desarrollado por laicos “facilita” la participación de aquellas personas
más alejadas de la Iglesia, a las que sería difícil implicar en unos
ejercicios espirituales al uso. Hay charlas, oración, compartir de
grupo, música, interiorización y testimonios de fe de personas laicas
que nos demuestran como su vida se ha ido transformando. Estos retiros
se hacen una sola vez en la vida (como caminantes).
Objetivo
Tener una cita personal e íntima con el Amor de Dios.
Vivir una experiencia que cambiará la vida de los participantes para siempre.
Rango de edad
Habitualmente, a partir de los 25 años.¿Cuándo?
Los retiros de este curso son:
Mujeres- 25 al 17 de enero de 2019
Hombres
- Previsto para fin de 2019
¿Qué son los retiros de Emaús?
Los Retiros de Emaús están basados en el pasaje bíblico del evangelio
según San Lucas, capítulo 24, versículos 13-35, donde dos discípulos se
dirigían a un pueblo llamado Emaús, cerca de Jerusalén. Por el camino
van hablando de todo lo que había pasado en Jerusalén. Mientras
hablaban, Jesús mismo se acercó y comenzó a caminar con ellos, pero no
le conocieron. Al caer la noche Jesús hizo como que iba a seguir
adelante, pero ellos le invitaron a quedarse, cuando ya estaban sentados
en la mesa, tomó en sus manos el pan, y habiendo dado gracias a Dios,
lo partió y se los dio. En ese momento se les abrieron los ojos y
reconocieron a Jesús que él había resucitado.
Los Retiros de Emaús nacieron en Miami hace 35 años y están en España
desde el 2009- Estos Retiros están aprobados por la Iglesia. Los
primeros retiros se organizaron en Madrid, convocados por la Parroquia
de San Germán, y se siguen organizando tanto de mujeres como de hombres.
Además están también en la parroquia de Santa María de Caná, y en la
parroquia de San José de Pinto (diócesis de Getafe). Actualmente, en
Barcelona también se organizan desde dos parroquias tanto de hombres
como mujeres.
Se trata de una cita personal e íntima con el Amor de Dios. A lo largo del fin de semana, los caminantes, (personas que hacen el retiro), se encuentran con EL,
descubren el Inmenso Amor que tiene a cada uno de ellos, perciben en
sus almas Su Presencia, el extraordinario Don de sus vidas, y al
reconocerle, el corazón arde en ascuas por Cristo que les dice: Tú eres mi amado”
Esta es una experiencia que cambiará tu vida para siempre, como ha
cambiado la de tanta gente. Emaús es, en verdad, un regalo que uno se
hace.
Los que han participado son tocados de una manera especial por el
Amor de Dios y han recibido una fuerte efusión del Espíritu Santo.
Muchos de los que asisten a los Retiros de Emaús están alejados de la
Iglesia o su fe es muy tibia. Sus conversiones son espectaculares. Para
los que tienen una fe viva supone una reafirmación de sus creencias y un
vuelco en su vida espiritual.¿Quién puede hacer el retiro?
Por ello cualquier persona puede hacer el Retiro, no importa al grupo
que pertenezca. Es habitual encontrar gente de diversos carismas o que
no pertenecen a ningún movimiento. Acuden también muchas personas que
están alejados de la Iglesia. Emaús provoca un cambio muy profundo en la
vida de cada uno. Es importante que los sacerdotes lo hagan si desean
llevarlo a sus parroquias, y puedan invitar posteriormente a personas
que necesitan encontrar a Dios, o reencontrarse con ÉL.¿Puedo repetir?
Estos retiros se hacen una sola vez en la vida (como caminante).
Tras el retiro, puedes ser servidor en los siguientes, ayudando a otros
en la experiencia que tú has tenido. La parroquia fija las fechas para
los retiros, coordinando hombres y mujeres (Normalmente dos retiros al
año para hombres y dos para mujeres).
El caminante cuando deja su parroquia (Jerusalén) siente que se
embarca en una peregrinación a Emaús y en el camino se encuentra con Jesús, pero al principio no le reconocen. Como los discípulos en el camino se vaciaron contándole a Jesús “todas las cosas que pasaron esos días.”
En el retiro los caminantes se vacían totalmente, le entregan a Jesús
todo lo que han pasado en sus vidas en su propia peregrinación. Jesús
escucha y seguidamente les ofrece la Eucaristía, en ese momento es
cuando lo reconocen: cuando parte el pan. Los discípulos se levantan e
inmediatamente regresan a Jerusalén a darle a otros la Buena Nueva, que Jesús está vivo y con nosotros. Y eso mismo es lo que van a hacer los caminantes.
Una vez finalizado el retiro, (algunos caminantes dicen que vinieron
casi obligados, o escépticos) dan gracias a Dios por lo que hizo en sus
vidas ese fin de semana y ahora desean compartir con sus familias todo
lo que han recibido. La consecuencia lógica, es la implicación de los
caminantes en las diferentes actividades de su parroquia (aconsejados
por el párroco o sacerdote encargado del retiro) que sabe dónde y en qué
momento se encuentra cada cual para formar parte activa de la
comunidad, para llevar ese Espíritu que Dios nos acaba de dar a través de Emaús a
los grupos existentes. De esta forma se revitaliza la vida de las
parroquias donde se ubica Emaús, al integrar y recoger en las mismas, el
ímpetu apasionado de estas personas, que desean transmitir y compartir
su encuentro con Cristo. Hermano, Amigo y Señor.El Papa Francisco sobre Emaús…
– En el encuentro con el episcopado brasileño (Arzobispado de Río de Janeiro, Sábado 27 de julio de 2013): El icono de Emaús como clave de lectura del presente y del futuro.
Es el misterio difícil de quien abandona la Iglesia; de aquellos que, tras haberse dejado seducir por otras propuestas, creen
que la Iglesia —su Jerusalén— ya no puede ofrecer algo significativo e
importante. Y, entonces, van solos por el camino con su propia
desilusión. Tal vez la Iglesia se ha mostrado demasiado débil, demasiado
lejana de sus necesidades, demasiado pobre para responder a sus
inquietudes, demasiado fría para con ellos, demasiado autorreferencial,
prisionera de su propio lenguaje rígido; tal vez el mundo parece haber
convertido a la Iglesia en una reliquia del pasado, insuficiente para
las nuevas cuestiones; quizás la Iglesia tenía respuestas para la
infancia del hombre, pero no para su edad adulta. El hecho es que
actualmente hay muchos como los dos discípulos de Emaús; no sólo los que
buscan respuestas en los nuevos y difusos grupos religiosos, sino
también aquellos que parecen vivir ya sin Dios.
Hace falta una Iglesia que no tenga miedo a entrar en la noche de
ellos. Necesitamos una Iglesia capaz de encontrarlos en su camino.
Necesitamos una Iglesia capaz de entrar en su conversación. Necesitamos
una Iglesia que sepa dialogar con aquellos discípulos que, huyendo de
Jerusalén, vagan sin una meta, solos, con su propio desencanto, con la
decepción de un cristianismo considerado ya estéril, infecundo.
La globalización implacable y la intensa urbanización, a menudo
salvajes, prometían mucho. Muchos se han enamorado de sus posibilidades,
y en ellas hay algo realmente positivo, como por ejemplo, la
disminución de las distancias, el acercamiento entre las personas y
culturas, la difusión de la información y los servicios. Pero, por otro
lado, muchos vivencian sus efectos negativos sin darse cuenta de cómo
ellos comprometen su visión del hombre y del mundo, generando más
desorientación y un vacío que no logran explicar. Algunos de estos
efectos son la confusión del sentido de la vida, la desintegración
personal, la pérdida de la experiencia de pertenecer a un “nido”, la
falta de hogar y vínculos profundos.
Y como no hay quien los acompañe y muestre con su vida el
verdadero camino, muchos han buscado atajos, porque la «medida» de la
gran Iglesia parece demasiado alta. Hay aun los que reconocen el ideal
del hombre y de la vida propuesto por la Iglesia, pero no se atreven a
abrazarlo. Piensan que el ideal es demasiado grande para ellos, está
fuera de sus posibilidades, la meta a perseguir es inalcanzable. Sin
embargo, no pueden vivir sin tener al menos algo, aunque sea una
caricatura, de eso que les parece demasiado alto y lejano. Con la
desilusión en el corazón, van en busca de algo que les ilusione de nuevo
o se resignan a una adhesión parcial, que en definitiva no alcanza a
dar plenitud a sus vidas.
La sensación de abandono y soledad, de no pertenecerse ni siquiera a
sí mismos, que surge a menudo en esta situación, es demasiado dolorosa
para acallarla. Hace falta un desahogo y, entonces, queda la vía del
lamento. Pero incluso el lamento se convierte a su vez en un boomerang que
vuelve y termina por aumentar la infelicidad. Hay pocos que todavía
saben escuchar el dolor; al menos, hay que anestesiarlo. Ante este
panorama hace falta una Iglesia capaz de acompañar, de ir más allá del
mero escuchar; una Iglesia que acompañe en el camino poniéndose en
marcha con la gente; una Iglesia que pueda descifrar esa noche que
entraña la fuga de Jerusalén de tantos hermanos y hermanas; una Iglesia
que se dé cuenta de que las razones por las que hay gente que se aleja,
contienen ya en sí mismas también los motivos para un posible retorno,
pero es necesario saber leer el todo con valentía. Jesús le dio calor al
corazón de los discípulos de Emaús.