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Piso de estudiantes. Recién llegados la casa estaba llena y mi sitio, el sofá, ocupado. Me dispongo en el suelo de la habitación. No me duermo (nada raro por otra parte).
“¿Qué estás haciendo con tu vida?” me pregunto triste y profundamente con 21 años, duros estudios a medio hacer y muchas cosas más de la vida.
Abro los ojos. Miro al techo. Me levanto y salgo a dar un paseo: Rica fresca brisa que sopla en mi rostro; inspiro; “no hay camino” pero hay mucho, mucho espacio. Eucaristía y Reconciliación.
Las palabras del sacerdote cuando menos me chocaron: “El Señor quiere que tengas paz interior”. ¿Qué era aquello de “paz interior”? Y empecé a buscar, a leer, a conocer más sobre la Iglesia, los Sacramentos, vidas de santos…
Ahora cuando contemplo la escena, sonrío. Sonrío también al mirar los ratos con el padrino y tío Roberto que solo lo recuerdo enfermo, bondadoso, sonriente, atrayente, santo…, y descubrir más tarde en “mi despacho”, en su despacho, entre sus cosas el A.M.D.G.
Sonrío también recordando el intento de romper el cuerpo en Lourdes en busca de una contestación: ¿Qué quieres de mí? ¡Dónde Señor! Sonrío cuando recuerdo los silencios del después, lo extraño de los días siguientes. Todo estaba callado. Sonrío imaginándome a los grandes hombres de la Compañía de Jesús. Los primeros: Ignacio, Javier, Fabro…, durmiendo en los hospitales, las travesías en barco, las caminatas bajo el sol y la lluvia…; el P. Rubio, la narración de Lamet a Tierra Santa, su vida y su frase y la frase de todos los santos, “Hacer lo que Dios quiere, querer lo que Dios hace”; el P. Arrupe y “aquella habitación”, su humor, sus consejos, sus frases, su incromprensión, “su fotografía”; el tío Quique, misionero jesuita en Brasil, con cuyas cartas leídas con entusiasmo por mamá crecimos. Los EE.EE. del que sin haberlos hecho estaba fascinado. Sentía impulsos de fe.
Al tiempo mis hermanos comienzan a casarse y a tener hijos.
“Despertado” caía en la cuenta de las nuevas frases de éstos cuando se iban después de saludar a papá y mamá: “¡Cuidarlos mucho!”. Tuve la oportunidad de pasar mucho tiempo con mis sobrinos y en esto pretender que fueran buenos, listos y educados. Se trasladó a las clases de tenis, “mis niños” y el trabajo se volvió por veces bien hermoso. Subía a la catequesis, subía al Tenis…, y en ese ir era para mí un sentimiento de “ir en el nombre del Señor”. Yo “flipado” con la carta de S. Francisco Javier:
“Muchos cristianos se dejan de hacer en estas partes, por no haber personas que en tan pías y santas cosas se ocupen…. Muchas veces me mueven pensamientos de ir… dando voces, como hombre que tiene perdido el juicio, y principalmente a la universidad de París diciendo… ¡cuántas ánimas dejan de ir a la gloria por la negligencia de ellos…!
“Témome que muchos de los que estudian en universidades estudian más para con las letras alcanzar dignidades, beneficios, obispados, que con deseo de conformarse con la necesidad que las dignidades y estados eclesiásticos requieren… Estuve casi movido de escribir a la universidad de París, a lo menos a nuestro maestro de Cornibus y al doctor Picardo, cuántos mil millares de gentiles se harían cristianos, si hubiese operarios, para que fuesen solícitos de buscar y favorecer las personas que no buscan sus propios intereses, sino los de Jesucristo”.
Se hizo fuerte la frase: “El ser educado (no el muchos libros) es el primer servicio a Jesucristo. Jardín para el encuentro”
Algo rotundo de las Hermanas de la Caridad: “La pobreza no implica suciedad”
Poco a poco fue un descubrir, un aprender a Mirar. Descubrir a impulsos y admiraciones el mundo de las Maravillas mientras hacía una vida normal, cayendo en la cuenta de mis incoherencias, del remordimiento del día después y de tantas y tantas cosas. Necesitaba dar y “me reconocieron” (adivinar quién… sí claro Javier Porro) en los locales del Monte del Gozo. Me apunto de camillero, no sin pensármelo, a la peregrinación de Lourdes. Una cosa comprendo allí, la necesidad de dejarse ayudar, el dejar que otro, otros hagan por ti.
En Lourdes conozco al P. Jorge, con quien me confieso y un verano después busco en Internet el teléfono del colegio y subo hasta Coruña y bruscamente le digo: “¿Qué hay que hacer para ser jesuita?” Él, llamándome a la calma me pide que le cuente y comenzamos un acompañamiento. Un verano después participo en la Experiencia de Discernimiento Vocacional (Experiencia de Granada) junto con siete chicos y cinco chicas más conocimos otras “historias” e hicimos EE.EE. Al regresar silencio, mucho silencio. Ya no eran hombres cuyas vidas me fascinaban a desear vivir experiencias (actuales) parecidas sino que descubría una espiritualidad, una forma de orar (contemplación, imaginación, dejarse hacer, confiar…), “nuestro modo de proceder”. Así entré en el año de Prenoviciado (el año pasado), la Compañía te conoce y tú conoces a la Compañía. Año duro y bonito, de oración en tu entorno, de prueba en tu entorno,… Donde se agranda muchísimo la figura de Jesús de Nazareth-Dios. El Examen del día (ignaciano) muy de la espiritualidad, “Pedir gracia para mirarme con los ojos de Dios”, termina muchas de “tus” obras y te ayuda a conocerte a ti mismo. Finalmente EE.EE. en Loyola, en la Santa Casa, junto con su amable comunidad, y experiencia comunitaria.
Amigo yo de los esquemas para primero entender y luego seguir estudiando, lejos ya de cuentas, de dimes y miretes, de balanzas,… el asunto me apasionó con la rotunda pregunta: “¿Quieres dar la vida?” Y yo, flipado le he dicho que sí, que Amén.
En el ahora. Cuando miro atrás sonrío. Me marcho mañana, ingreso en el Noviciado San Francisco Javier de la Compañía de Jesús porque además de correr bajo el sol me gusta correr bajo la lluvia. Tres cosas que son una misma y me dicen de la Potencia, de la Presencia, de la Mirada…:
“Quédate en tu casa si esta idea te pone nervioso. No vengas a nosotros si es que amas a la Iglesia como una madrastra y no como una madre; no vengas si piensas que con ello vas a hacer un favor a la Compañía de Jesús. Ven si para ti el servicio a Cristo es el centro de tu vida. Ven si tienes unas espaldas anchas suficientemente fuertes, un espíritu abierto, una mente razonablemente abierta y un corazón más grande que el mundo. Ven si sabes ser bromista y reírte con otros y… en ocasiones, reírte de ti mismo”. P.Arrupe S.J.
Y que nunca deje de “mirar al Cielo”:
Algo rotundo de las Hermanas de la Caridad: “La pobreza no implica suciedad”
Poco a poco fue un descubrir, un aprender a Mirar. Descubrir a impulsos y admiraciones el mundo de las Maravillas mientras hacía una vida normal, cayendo en la cuenta de mis incoherencias, del remordimiento del día después y de tantas y tantas cosas. Necesitaba dar y “me reconocieron” (adivinar quién… sí claro Javier Porro) en los locales del Monte del Gozo. Me apunto de camillero, no sin pensármelo, a la peregrinación de Lourdes. Una cosa comprendo allí, la necesidad de dejarse ayudar, el dejar que otro, otros hagan por ti.
En Lourdes conozco al P. Jorge, con quien me confieso y un verano después busco en Internet el teléfono del colegio y subo hasta Coruña y bruscamente le digo: “¿Qué hay que hacer para ser jesuita?” Él, llamándome a la calma me pide que le cuente y comenzamos un acompañamiento. Un verano después participo en la Experiencia de Discernimiento Vocacional (Experiencia de Granada) junto con siete chicos y cinco chicas más conocimos otras “historias” e hicimos EE.EE. Al regresar silencio, mucho silencio. Ya no eran hombres cuyas vidas me fascinaban a desear vivir experiencias (actuales) parecidas sino que descubría una espiritualidad, una forma de orar (contemplación, imaginación, dejarse hacer, confiar…), “nuestro modo de proceder”. Así entré en el año de Prenoviciado (el año pasado), la Compañía te conoce y tú conoces a la Compañía. Año duro y bonito, de oración en tu entorno, de prueba en tu entorno,… Donde se agranda muchísimo la figura de Jesús de Nazareth-Dios. El Examen del día (ignaciano) muy de la espiritualidad, “Pedir gracia para mirarme con los ojos de Dios”, termina muchas de “tus” obras y te ayuda a conocerte a ti mismo. Finalmente EE.EE. en Loyola, en la Santa Casa, junto con su amable comunidad, y experiencia comunitaria.
Amigo yo de los esquemas para primero entender y luego seguir estudiando, lejos ya de cuentas, de dimes y miretes, de balanzas,… el asunto me apasionó con la rotunda pregunta: “¿Quieres dar la vida?” Y yo, flipado le he dicho que sí, que Amén.
En el ahora. Cuando miro atrás sonrío. Me marcho mañana, ingreso en el Noviciado San Francisco Javier de la Compañía de Jesús porque además de correr bajo el sol me gusta correr bajo la lluvia. Tres cosas que son una misma y me dicen de la Potencia, de la Presencia, de la Mirada…:
“Quédate en tu casa si esta idea te pone nervioso. No vengas a nosotros si es que amas a la Iglesia como una madrastra y no como una madre; no vengas si piensas que con ello vas a hacer un favor a la Compañía de Jesús. Ven si para ti el servicio a Cristo es el centro de tu vida. Ven si tienes unas espaldas anchas suficientemente fuertes, un espíritu abierto, una mente razonablemente abierta y un corazón más grande que el mundo. Ven si sabes ser bromista y reírte con otros y… en ocasiones, reírte de ti mismo”. P.Arrupe S.J.
Y que nunca deje de “mirar al Cielo”:
“Nada puede importar más que encontrar a Dios. Es decir, enamorarse de Él de una manera definitiva y absoluta. Aquello de lo que te enamora atrapa tu imaginación, y acaba por ir dejando su huella en todo. Será lo que decida qué es lo que te saca de la cama mañana, qué haces con tus atardeceres, en qué empleas tus fines de semana, lo que lees, lo que conoces, lo que rompe tu corazón, y lo que te sobrecoge de alegría y gratitud. ¡Enamórate! ¡Permanece en el amor! Todo será de otra manera.” P.Arrupe S.J.
¡A ver si se me pega algo!
Si alguno puede algún día “encienda una velita” por este noviciado. Como dice el P.Arrupe, si creemos que todo es don y gracia cómo no rezar y pedir por las vocaciones?
Mis mejores deseos ante el Señor.
Si alguno puede algún día “encienda una velita” por este noviciado. Como dice el P.Arrupe, si creemos que todo es don y gracia cómo no rezar y pedir por las vocaciones?
Mis mejores deseos ante el Señor.
Alberto Domínguez Munaiz
1 comentario
FELICIDADES ALBERTOOOOO!!!!!
Gracias por tu testimonio, animo en esta nueva andaina que te invita a vivir nuestro Creador.
Se feliz!!!
MARITA