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Evangelio de hoy Jn. 20, 11-18
Hoy somos partícipes de un encuentro: Jesús resucitado y María Magdalena. Te invita a leer el texto y a sumergirte en oración a través de estas 3 pistas:
Ella se acerca desesperada, llorando, pues busca el cuerpo de Jesús: “¿Dónde lo habéis puesto?” María representa el ansía de la Iglesia que busca a Jesús, que no puede vivir sin Él. En el momento en que la Iglesia pierda esa ansia se acomodará y correrá el peligro mirar a su propio ombligo, o ser autorreferencial, como dice el Papa Francisco. ¿Tengo yo esa ansia? ¿Busco a Jesús?
María llora amargamente. Ella es la mujer de la que Jesús echó 7 demonios, ni más ni menos. Ese número en lenguaje bíblico se refiere a plenitud: estaba invadida por el mal. Sólo es capaz de llorar así alguien que ha sido curado en su intimidad más profunda y que viva en permanente gratitud hacia a aquel que la rescató. ¿De qué cosas te ha rescatado Jesús? ¿Vives instalado en el agradecimiento? ¿o en la queja?
Hace pocos años María Magdalena ha recibido el título de “apóstol de los apóstoles”. Ella fue la que dio la gran noticia a la Iglesia: Jesús está vivo, ha resucitado. Esta noticia sigue resonando hoy y ha llegado a los confines de todo el mundo. Pero ¿te has parado a pensar que las mujeres en aquel tiempo no eran muy dignas de credibilidad? ¿Qué su testimonio era inferior al del varón? Pues a esos escoge Jesús, a los que quizá no eran lo de esperar, como a ti y a mí. Para que lo anunciemos y lo llevemos con nuestra pobre vida. ¿Te atreves?