68
Juan 14,1-12
No estéis angustiados. Confiad en Dios y confiad también en mí. En la casa de mi Padre hay lugar para todos; de no ser así, ya os lo habría dicho; ahora voy a prepararos ese lugar. Una vez que me haya ido y os haya preparado el lugar, volveré y os llevaré conmigo, para que podáis estar donde esté yo. Y ya sabéis el camino para ir a donde yo voy. Tomás replicó: — Pero, Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo vamos a saber el camino? Jesús le dijo: — Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie puede llegar hasta el Padre si no es por mí. Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre, a quien en realidad ya desde ahora conocéis y habéis visto. Entonces intervino Felipe: — Señor, muéstranos al Padre; con eso nos conformamos. Jesús le contestó: — Llevo tanto tiempo viviendo con vosotros, ¿y aún no me conoces, Felipe? El que me ve a mí, ve al Padre. Y si es así, ¿cómo me pides que os muestre al Padre? ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre en mí? Lo que yo os he enseñado no ha sido por mi propia cuenta. Es el Padre quien realiza sus obras viviendo en mí. Debéis creerme cuando afirmo que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Dad crédito, al menos, a las obras que hago. Os aseguro que el que crea en mí hará también lo que yo hago, e incluso cosas mayores. Porque yo me voy al Padre
Hoy aparecen en escena dos discípulos de Jesús: Tomás y Felipe, que le plantean a Jesús una pregunta y una petición que pueden ser la nuestras:
– Le dice Tomás: “Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?” Nuestro Arzobispo Don Julián suele decir que no llega más rápido el que corre más, sino el que sabe adónde va. Nosotros conocemos la meta, Jesús la ha mostrado: el cielo. Pero para llegar hasta allí necesitamos transitar un camino, y ¿cuál es? Jesús mismo es el camino para llegar al Padre. Jesús se ha convertido en el camino para llegar al Padre, para llegar al cielo; piensa en esto y pídele hoy acogerlo como el único camino de tu vida
– “Muéstranos al Padre y nos basta” le dice Felipe, a lo que Jesús le recrimina: “hace tanto que estoy con vosotros ¿y no me conoces Felipe?” ¿Te imaginas que Jesús te dijera esto hoy? Tanto tiempo contigo ¿y no me conoces? A lo que tendríamos que responder: pues es verdad. Nunca conoceremos lo suficiente a Jesús, ni toda la vida es suficiente, siempre seremos discípulos y nunca daremos paso a ser maestros, siempre estaremos aprendiendo. Por eso es importante ser conscientes que estamos llamados a ser discípulos y eso significa estar en la escuela de Jesús toda la vida. Una característica esencial del discípulo es la humildad, pídele hoy a Jesús caminar en humildad reconociendo tus límites y abrazándolos