El día en Asís
Con un tiempo espectacular, visitamos la hermosa ciudad de Asís, con muchos edificios antiguos de piedra y en la que no resultaba difícil trasladarse a los tiempos de S. Francisco y Sta. Clara. Visitamos la Catedral de S. Rufino (donde ambos fueron bautizados), Sta. María de los Ángeles (donde se encuentra la Porciuncula, primer emplazamiento de los franciscanos en su fundación), la iglesia de Sta. Clara, donde está el Cristo de S.Damián que habló a S. Francisco y la tumba de Sta. Clara. También vimos la Iglesia de S.Francisco, donde se encuentra la tumba del santo (sí, se puede decir que este viaje fue un poco ‘funerario’, de tumba en tumba: estas dos, las de los Papas, las catacumbas, Sta.Catalina de Siena, S. Pablo, el cuerpo incorrupto de Juan XXIII… pero en realidad no es así, fue un viaje muy vivo, porque todos estos santos, cuyas tumbas visitamos, gozan ya de la luz de Dios).
En Asís tuvimos una misa en el entrañable y acogedor convento de S.Damián, lugar donde Sta. Clara fundó el primer convento de clarisas. Aunque la bajada al mismo era empinada (y ya no digamos subir el camino de vuelta, que costó lo suyo), mereció la pena por la tranquilidad del lugar y la belleza del paisaje, salpicado de olivos y de flores y envuelto en dulces aromas primaverales.
El antiguo pueblo de Asís está en lo alto, desde donde mira a un verde y fértil valle o llanura que se extiende por kilómetros. Viendo la hermosura del lugar, donde la naturaleza sale a tu encuentro en cada rincón y el sabor medieval se conserva en edificios y calles, no cuesta mucho imaginarse el sitio en tiempos de estos dos grandes santos y se entiende bien que la naturaleza fuera tan importante para S. Francisco, habiendo nacido en un sitio que vive tan inmerso en ella.(Ya colgaré fotos)