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El Papa: la ilusión de muchos de nosotros ( o tal vez todos) era ver al Papa y estar con el en las celebraciones de estos días tan centrales para los cristianos. Y la verdad es que no nos podemos quejar, pues lo vimos muchos días y algunos (como en la audiencia general del 8 de abril) bien de cerca. Sus homilías, sus palabras a los jóvenes (y no tan jóvenes) fueron preciosas y de mucho valor espiritual. También su presencia, su gesto afable y sereno, la seriedad y profundidad con que vivía las diversas celebraciones. Recuerdo entre otras cosas la hora y media larga que pasó de rodillas en el Via Crucis del Viernes Santo.
Breve anecdotario no cronológico
Cruz de los Jóvenes.Centro Internacional Juvenil San Lorenzo en Roma
Un día fuimos a una misa en S.Lorenzo en la que había más de 200 chicos y … 8 chicas (nosotras). Sería largo de contar. Como alguien sugirió muy poéticamente, ocho amapolas en un mar de tréboles. Yo no sé las otras, pero yo estaba abrumada por tanto chico por todas partes. Alguien que lea esto puede pensar en lo ideal de la situación, pero a mí en ese momento no me lo pareció. Ahora sí me parece una anécdota digna de ser contada y simpática.
La bandera gallega que traíamos ondeó largamente esos días junto con todas las banderas españolas y de otros países en todos los actos del Papa, comprobando una vez más que la fe católica hace honor a su nombre ( universal). Marita se encargó a menudo de hacerla visible y bien visible. También, portada por Javi Porro, entre él (que es alto) y la bandera ( que es vistosa), los dos nos sirvieron como referente para no perdernos entre el bullicio de Roma. Claro que eso fue hasta que nos confiscaron el palo que sostenía la bandera un día al entrar en la Plaza de S. Pedro y pasar el control de seguridad. También nos sirvió como ‘inspiración’ en la noche en que tuvimos que andar kilómetros y kilómetros para llegar al Restaurante Rinaldo donde íbamos a la cena que tenían los jóvenes de Madrid con las delegaciones entrante y saliente de las JMJ, y en la que tuvimos la ocasión de saludar a nuestro paisano, el Cardenal Rouco. Por si alguno de los que fuimos lo ha olvidado (que no creo) os recuerdo la dirección del susodicho restaurante: Via Nuova Appia, 1267, pero como dice el autor de La historia interminable ésa es otra historia que merece ser contada en otra parte.
Un día fuimos a una misa en S.Lorenzo en la que había más de 200 chicos y … 8 chicas (nosotras). Sería largo de contar. Como alguien sugirió muy poéticamente, ocho amapolas en un mar de tréboles. Yo no sé las otras, pero yo estaba abrumada por tanto chico por todas partes. Alguien que lea esto puede pensar en lo ideal de la situación, pero a mí en ese momento no me lo pareció. Ahora sí me parece una anécdota digna de ser contada y simpática.
La bandera gallega que traíamos ondeó largamente esos días junto con todas las banderas españolas y de otros países en todos los actos del Papa, comprobando una vez más que la fe católica hace honor a su nombre ( universal). Marita se encargó a menudo de hacerla visible y bien visible. También, portada por Javi Porro, entre él (que es alto) y la bandera ( que es vistosa), los dos nos sirvieron como referente para no perdernos entre el bullicio de Roma. Claro que eso fue hasta que nos confiscaron el palo que sostenía la bandera un día al entrar en la Plaza de S. Pedro y pasar el control de seguridad. También nos sirvió como ‘inspiración’ en la noche en que tuvimos que andar kilómetros y kilómetros para llegar al Restaurante Rinaldo donde íbamos a la cena que tenían los jóvenes de Madrid con las delegaciones entrante y saliente de las JMJ, y en la que tuvimos la ocasión de saludar a nuestro paisano, el Cardenal Rouco. Por si alguno de los que fuimos lo ha olvidado (que no creo) os recuerdo la dirección del susodicho restaurante: Via Nuova Appia, 1267, pero como dice el autor de La historia interminable ésa es otra historia que merece ser contada en otra parte.
Al día siguiente de llegar, vivimos de lleno una manifestación nacional de protesta y también casi al principio, el terremoto que sacudió la región de L ´ Aquila, a menos de 100 km de Roma y que causó gran preocupación entre nuestros familiares y amigos en España y muchas víctimas y daños materiales en el lugar del terremoto. Nosotros algo nos enteramos también, pero no mucho. En Roma se respiraba un ambiente bastante turístico y tranquilo.
Gente especial
Pido perdón de antemano porque estoy segura de que olvidaré a alguien en este apartado, pero bueno, el que se acuerde de más, que lo complete que yo no tengo copyright y esto se puede modificar y mejorar, claro que sí.
El Papa: la ilusión de muchos de nosotros ( o tal vez todos) era ver al Papa y estar con el en las celebraciones de estos días tan centrales para los cristianos. Y la verdad es que no nos podemos quejar, pues lo vimos muchos días y algunos (como en la audiencia general del 8 de abril) bien de cerca. Sus homilías, sus palabras a los jóvenes (y no tan jóvenes) fueron preciosas y de mucho valor espiritual. También su presencia, su gesto afable y sereno, la seriedad y profundidad con que vivía las diversas celebraciones. Recuerdo entre otras cosas la hora y media larga que pasó de rodillas en el Via Crucis del Viernes Santo.
Francis Froján, sacerdote originario de Caldas y antiguo Delegado diocesano de Juventud que ahora trabaja a las órdenes del Papa en la Secretaría de Estado del Vaticano. El fue quien nos abrió las puertas del Vaticano desconocido, y literalmente fue así, pues en su compañía pudimos visitar zonas a las que los turistas no tienen acceso dentro del Estado Vaticano (incluso vimos pasar al Papa en coche cuando se dirigía a dar su paseo diario). Eso es algo especial y único sin duda. También nos gestionó esos pases tan buenos para ver al Papa tan de cerca en la audiencia y una noche vino a cenar con nosotros a un restaurante italiano sencillo y acogedor y nos estuvo contando un montón de cosas interesantes de su vida en el Vaticano, de su trabajo allí, etc.
Recuerdo especialmente su naturalidad, su facilidad de conversación y para ser ameno, su sencillez, su vinculación con su tierra natal y su amor a los Papas, con especial intensidad hacia Juan Pablo II, con el que compartió unas cuantas vivencias de las que guarda un gran recuerdo.
Nos regaló unos rosarios el primer día que lo vimos y otro día unos rosarios del Papa y unas estampas con la foto del Papa. Todos estos regalos tienen un valor sentimental y espiritual importante y son un recuerdo hermoso de nuestro paso por el Vaticano, pero aún es más hermoso conocer personas tan interesantes y a la vez sencillas que cuidan con amor de nuestra Iglesia y de nuestro Papa.
Recuerdo especialmente su naturalidad, su facilidad de conversación y para ser ameno, su sencillez, su vinculación con su tierra natal y su amor a los Papas, con especial intensidad hacia Juan Pablo II, con el que compartió unas cuantas vivencias de las que guarda un gran recuerdo.
Nos regaló unos rosarios el primer día que lo vimos y otro día unos rosarios del Papa y unas estampas con la foto del Papa. Todos estos regalos tienen un valor sentimental y espiritual importante y son un recuerdo hermoso de nuestro paso por el Vaticano, pero aún es más hermoso conocer personas tan interesantes y a la vez sencillas que cuidan con amor de nuestra Iglesia y de nuestro Papa.
Javier Izko, el sacerdote amigo de Javier Porro y Javier García que nos invitó a participar en la celebración en San Lorenzo, donde tan rodeadas nos vimos por esa enorme multitud de chicos. Por cierto, que en esa iglesia es donde se guarda la Cruz de los Jóvenes.
Los amigos de Ana en Roma: Geraldo (un monje benedictino que conocimos brevemente antes de compartir el rezo de vísperas con la comunidad de monjes de S.Anselmo en Roma) y Ricardo (un amigo de Ana y un hermano en la fe que es de Madrid y que conoció en Roma).
Las personas sin nombres propios conocidos por nosotros pero que fueron apareciendo en estos días y salpicando nuestro camino de bondad, de ayuda y de sonrisas: las hermanas oblatas, los franciscanos, las clarisas, los benedictinos, gente del Opus Dei, jóvenes de diversas partes del mundo y tantas otras… mostrándonos, en el corazón de nuestra Iglesia en Roma, la riqueza y variedad de carismas que ha suscitado el Espíritu Santo a lo largo de los siglos.
2 comentarios
jajajaja Madre mía.. seguro que llegásteis hambrientos al restaurante jajaja
Por cierto… enchufados!! os dejaron pasear por los jardines del Papa.. esto no se hace ehh (tenía que haber ido yo xD).
Me alegro que encontrárais gente tan maja por Roma.
Buen resumen este tambiéeen, y ls fotos son impresionantes! (el fallo es que Inma sale poco pq es quien las saca… donde esté el disparador automático.. :P)
Espero que disfritaráis mucho de la compañia en Roma y que algo mas del vaticano conocistéis.
Bueno saludos desde Oleiros. Inés.