Peregrinación a Roma (Semana Santa 2009)

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VIAJE –PEREGRINACIÓN A ROMA (SEMANA SANTA 2009)


Difícil resumir en unas cuantas páginas tantas cosas vividas, tantas emociones, tantos recuerdos… Todo se agolpa en la mente y, al mismo tiempo, se difumina, oscurecido por la vuelta a la rutina del día a día. Antes de que se evapore más el buen poso que este viaje ha dejado en los que tuvimos la gran suerte de poder hacerlo, me gustaría incluir unas pequeñas ‘impresiones romanas’, unas pinceladas de diverso estilo y tipo que ayuden al que lo lea a hacerse una pequeña idea del viaje ( o a recordarlo, si lo habéis vivido).

Nuestra Roma cotidiana

Muy bien tratados por las oblatas que regentaban el alojamiento en el que pasamos estos días, madrugábamos mucho mucho: cada día nos íbamos levantando un poquito antes que el día anterior( ¡¡un día desayunamos a las 6.45!!). Como además solíamos acostarnos bastante tarde, las noches y el contacto con la almohada se quedaban algo escasos, por así decirlo. No es la primera vez que en convivencias, viajes, etc. dormimos no demasiado. Por suerte, creo que ninguno de nosotros hace estos viajes para poder dormir horas y horas, así que ‘no problem’, lo llevamos bien. Y siempre se podía encontrar algún momento aislado para ‘echar una cabezadita’.
Después desayuno todos juntos y algunos días rezamos las laudes todos juntos en la capilla que había en la casa y luego, a vivir la jornada que nos tocaba vivir ese día en particular.

El tiempo no pudo estar más agradable, incluso algunos días con bastante calor, que calmábamos con los riquísimos helados italianos (ni que hiciera falta una excusa para comerse uno), refrescos, etc. La verdad es que comimos muy bien y nada caro en general. Italia tiene una gran ventaja en ese aspecto porque, ¿a quién no le gusta la pasta o la pizza? En sus múltiples variedades, fue el menú más popular en este viaje.
Y enseguida nos acostumbramos también a movernos por Roma, cruzando ‘ a la romana’ (es decir, poniendo el pie en la calle y después ya pararán los coches), usando el metro con fluidez, entrando en abarrotados buses donde nadie te pedía el billete ni lo controlaba (aunque a primeros de mes hay más controladores al parecer) y finalmente, usando el socorrido método de transporte ‘tren de San Fernando’ (más conocido como ir a pie). Días hubo en que suspirábamos por una ‘fermata’ (parada de bus o metro) que nos llevara a nuestro destino más rápidamente que nuestros maltrechos e hinchados pies. Pero en fin, esto es quejarse por quejarse, pues la bendición tan grande que nos hizo Dios permitiéndonos gozar de este viaje no merecería ni una queja, ni siquiera una quejita.
Todos más o menos hicimos nuestros ‘pinitos’ con el italiano, aunque el producto resultante puede que no se pareciera en nada a esa bella lengua. Por suerte, contábamos con una gran anfitriona y compañera en este viaje, nuestra amiga Ana García, que nos ha demostrado que no sólo del estudio de la biología vive el hombre (o la mujer) y ha adquirido un buen dominio del italiano en este curso que está en Roma con una beca. Ella era la que tenía la voz cantante y ‘traduciente’ en las mil y una ocasiones que se nos iban presentando.

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1 comentario

Anónimo 22/04/2009 - 20:06

jajajaja Esa Ana!!! sisi… ese año seguro que adquirió más italiano que conceptos de biología jaja 😛 Es bromaa!
Me reí mucho con lo de “cruzar a la romana” y con lo de “tren de san Fernando” jajaja Muy buen resumen! (aún me queda el resto por leer..).

PD: FOTAZAS!

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