PEJ: Plan Especial de Jesús

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Mi testimonio sobre la PEJ es muy claro ya que desde el primer día noté una transformación en mi interior, esta transformación tendrá más adelante un nombre propio: JESÚS..

La PEJ, Peregrinación y Encuentro de Jóvenes más bien para mí ha sido: El PEJ, Plan Especial de Jesús..

Yo por mis circunstancias personales vivo fuera de mi ciudad natal y sinceramente llegué a la PEJ bastante triste y con cierta nostalgia de mi familia y amigos, me sentía un poco solo…, esto mismo lo confesé a un sacerdote la misma mañana del comienzo de la PEJ.

Lo cierto es que esa sensación se fue diluyendo en cuestión de horas ya que justo en el momento de haberme desahogado con este sacerdote invadió en mi cuerpo y en mi alma una tranquilidad y una paz que jamás había sentido.
De aquí en adelante fue todo coser y cantar.
En la propia PEJ vi cosas que me llamaron muchísimo la atención y destacaría varios momentos, el primero seria cuando la noche de la llegada de la Cruz de los Jóvenes un 95% de chavales se confesaba, cuando inconscientemente relacionas la confesión con una señora entrada en años contándole al cura alguna banalidad, pero no ¡allí era gente de 16 a 24 años! confesando a Dios sus pecados y arrepintiéndose de ellos y no hacía falta ver que el sacramento funcionaba ya que todo el mundo salía con una cara de felicidad impresionante o con lágrimas en los ojos de alegría transmitiendo tranquilidad y mucha paz.
Otro momento importante fue en plena vigilia de San Lázaro, este momento no es nada original ya que todos vimos o sentimos algo pero yo dentro de mi testimonio quisiera destacar que la gente con menos espiritualidad, por decirlo de alguna manera, absolutamente a todos se les movió algo en su interior esa noche, ya que la presencia del Santísimo era innegable.
A nivel humano, por mi función en la PEJ: responsable de orden del voluntariado, pude observar con facilidad algo sorprendente y es que a medida que los días y horas pasaban y con el ritmo frenético que llevábamos, lo normal y lógico, hubiera sido que el cansancio y el sueño hubieran hecho mella en el voluntario, ¡pero no¡ ¡para nada¡ cada hora y cada día el voluntario estaba más alegre, más activo y mas sonriente y no cabe duda de que eso lo produjo QUIEN lo produjo….
Resumiendo un poco, mi experiencia fue muy productiva, plena, inolvidable, satisfactoria e irrepetible y me encantaría que se repitiera todas las semanas de mi vida.
Por cierto al principio de este artículo os comentaba que al comienzo de la PEJ me sentía “solo”, pues bien, os digo con toda claridad y con toda rotundidad que ya nunca -esté donde esté- me siento solo.
Él siempre está conmigo…
Un fuerte abrazo a todos y ánimo que este mundo aun tiene solución.
Luis Rubio – Responsable del Voluntariado de la PEJ

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