Ya ha empezado el adviento y don Francisco nos ha escrito una carta pastoral titulada: “Os infundiré un espíritu nuevo (Ez 36, 26). Una Iglesia sinodal, una misión renovada“. En ella señala que «el Espíritu Santo infundido por el Padre» impulsará a la Iglesia en el camino de la conversión pastoral y misionera. Este proceso implica una «profunda transformación de las mentalidades, actitudes y estructuras eclesiales».
Mons. Prieto invita a dejar atrás «la cómoda actitud del espectador escéptico» y las excusas del «siempre se ha hecho así» para avanzar hacia una Iglesia donde todos se sientan corresponsables de la misión evangelizadora.
Para el Arzobispo, la misión renovada debe estar «en y desde Cristo». Propone tres «leyes» para guiar esta misión: La «ley de la expropiación»: Dejar de hablar en nombre propio y hacerlo en nombre de Cristo y la Iglesia. La «ley de la semilla de mostaza»: Transcender la consciencia de pertenecer a Cristo y a su Cuerpo (la Iglesia). Y la «ley del germen de trigo»: Reconocer que no se ven los resultados inmediatos, y recordando siempre que la ley de los grandes números no es la ley del Evangelio.
El Arzobispo hace una llamada a la unidad y a la acción. Reconoce que el camino sinodal requiere una profunda comunión entre los hijos e hijas de Dios, y pide «aunar criterios, puntos de vista y acciones en la evangelización» para responder a la fragmentación.
Mons. Francisco Prieto concluye su carta pastoral con un mensaje de esperanza. Afirma que la Iglesia en Santiago de Compostela ha de ser un «oasis de esperanza» donde la vida nueva del Evangelio sea accesible a todos. Anima a no sucumbir al pesimismo y a «acoger con responsabilidad la verdadera renovación que nos lleva, como Iglesia, al corazón del Evangelio para convertirnos en evangelizadores con Espíritu».