¡NUEVO TESTIMONIO DE LOS EJERCICIOS ESPIRITUALES!

por Depasxuventude

Me apunté a los ejercicios espirituales a última hora y sin saber qué esperarme, ya que era la primera vez que iba a unos. No sabía cuánto necesitaba ese fin de semana exclusivo con Dios hasta que realmente estuve allí.

Los ejercicios fueron un parón en medio del caos, los agobios, el estrés y el cansancio y mi único foco de atención pasó a ser Jesús. Los ejercicios me ayudaron a conocerle más y a comprender un poco mejor el misterio de su vida. Jesús no dejó ningún cabo suelto y durante los ejercicios pude meditar en detalles de su vida que siempre había pasado por alto pero que al meditar en ellos me dieron respuesta a preguntas que tengo yo hoy en mi vida. Descubrí que las cruces que tengo yo ya las cargó primero Jesús y encontré consuelo en Él y un amor desbordante.

Cuando meditaba sobre su Resurrección y al poder pasar tiempo junto al Sagrario, me sentí identificada con Tomás, que no se creyó la Resurrección de Jesús porque no lo había visto resucitado con sus propios ojos. Sentí que yo tampoco le entendía. Que su misterio era tan grande que no cabía en un corazón tan pequeño como el mío y que mi mente limitada no lograba comprender plenamente cómo Él estaba vivo en la Eucaristía. Así que en oración y delante del Santísimo, escribí estas líneas que me gustaría compartir con vosotros. Se titula “Soy como Tomás”:



Señor,
hoy te confieso

que
yo soy como Tomás

que
me cuesta verte vivo

en
ese trozo de pan

 

Perdona
mi poca fe

y
auméntala si tú quieres

de
verdad quiero creer

y
entender cómo tú eres.

 

Aunque
mi fe es pequeña

y
mi mente limitada

yo
me postro ante el Sagrario

aún
sin entender nada.

 

Me
postro con esperanza

porque
sé que tú estás vivo

en
el altar me lo muestras

convertido
en pan y vino.

 

Si
yo pudiera entender

tu
misterio plenamente

me
quedaría a tu lado

desde
ahora, eternamente.

 

Ahora,
Señor, me dices

que
si cada día comulgo,

puedo
ser Sagrario vivo

y
llevarte por el mundo.

 

¿Quién
soy yo, Rey de los Reyes?

para
tener tal honor,

yo
no estoy a la altura

de
tu cruz y tu dolor.

 

¿Cómo
me pides, Padre

que
yo a ti te lleve dentro

si
tu grandeza no cabe

en
este pequeño cuerpo?

 

Pero
tú te haces pequeño

y
como yo en ti confío

me
pides con mucho empeño

que
me lance al vacío.

 

Y
aquí postrada me encuentro

dispuesta
a vivir por ti,

yo
confío en tu promesa:

Tu
reino no tendrá fin.

Este testimonio tan bonito es de Elena

También te puede interesar