HOMENAJE JUAN PABLO II

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Los próximos días 1 y 2 de abril, se celebrará, en Santiago, una jornada-homenaje a Juan Pablo II con motivo del tercer año de su fallecimiento.
El acto lo organiza el Movimiento Cultural Cristiano, Camino Juvenil Solidario y colabora Pastoral Juvenil de la Diócesis de Santiago.
Militante, luchador, apóstol, mártir,… por la verdad y en defensa de los más débiles es lo que ha sido Juan Pablo II. Ha sido, sin duda, el papa de la solidaridad; el que más nos ha recordado que el DIOS TRINITARIO que se encarna en los pobres ES SOLIDARIDAD.
La jornada del día 1 de abril tendrá lugar en el Instituto Teológico Compostelano (ITC) a las 20h con la proyección de un reportaje en el que podremos destacar su vivencia del trabajo y de la familia en las luchas compartidas como sacerdote con el pueblo polaco contra el nazismo y el comunismo. Una experiencia que le sirvió de aliento militante para promover que los laicos cristianos fueran protagonistas de la misión de la Iglesia y para llamar a las familias a tomar el papel que les corresponde en la vida cultural y política en la sociedad.
La jornada del 2 de abril comenzará a las 19.30h con una Eucaristía en la Catedral, posteriormente un homenaje en la Plaza de la Inmaculada, donde se recordará lo más significativo de su Pontificado y los inmensos dones que dejó a los cristianos y a todo el mundo con su magisterio y sus viajes apostólicos.
Se resaltará también el impulso dado por Juan Pablo II a la Doctrina Social de la Iglesia, con su decidida denuncia de las injusticias, defendiendo los derechos humanos desde la concepción a la muerte natural, y levantando su voz por la promoción de los más pobres. Lo mismo que su trabajo incansable por la paz y la solidaridad entre todos los pueblos de la tierra más allá de las fronteras, religiones y culturas, y su denuncia del Imperialismo, que oprime a millones de seres humanos, al que llamó Cultura de Muerte y Estructura de Pecado.En todas sus actuaciones puso su sello personal, nacido de una vivencia mística que unía el amor a Dios y la pasión por la dignidad del hombre. La llamada con que comenzó su pontificado: “No tengáis miedo. Abrir puertas a Cristo” ha provocado miles de vocaciones en la Iglesia y ha sido el aliento que ha promovido la renovación espiritual de la Iglesia entera, de los obispos, sacerdotes, religiosos y seglares. A su muerte se puede decir que la Iglesia vive una auténtica primavera.

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