Esperando al Espíritu VI – Pildora de resurrección

por Depasxuventude

Solemos decir en las charlas del fin de semana del Curso Alpha para universitarios que hay una gran diferencia entre un cristiano que se encuentra lleno del espíritu Santo y un cristiano que no lo está. 

Lo solemos ilustrar con una imagen: es como aquellos antiguos calentadores que teníamos en las casas, que funcionaban alimentados por bombonas de butano.

Cuando no solíamos usar el agua caliente para ducharnos o para fregar, la llama del calentador se mantenía pequeña, floja, no emitía casi sonido. Todo cambiaba en el momento que activamos el agua caliente, de repente esa pequeña llama se transformaba en una pequeña bola de fuego, que además emitía un fuerte sonido que se podía apreciar en toda la casa (si esta no era muy grande). Y esa sonora llama tenía la capacidad de transformar el agua fría en caliente.

Esa es la diferencia entre un cristiano lleno del Espíritu Santo y un cristiano que no alienta, ni permite al Espíritu Santo actuar en su vida.

Un cristiano mediocre es como esa pequeña llama, que no se apaga, pero que tampoco tiene la capacidad de calentar con el aliento del Espíritu todo lo que toca. Va tirando, pero sin pasión, sin deseos, sin anhelos. No espera nada, vive de la costumbre, de repetición de ritos y actos.

Sin embargo un cristiano lleno del Espíritu Santo va quemando, calentando corazones, acercando a Dios con su presencia allí donde está. Tiene la capacidad de contagiar ese amor, de transmitir ese fuego y pasión. Es un cristiano que arrastra, que transmite a Jesús, porque está lleno de su Espíritu. Sus palabras tienen fuego y sus ojos brillo.

Necesitamos muchos cristianos llenos del Espíritu Santo. Pídelo hoy con fe:

Ven Espíritu Santo, lléname con tu fuego, que nada apague esta pasión que quiere inundar mi vida y apartarme de la mediocridad.

Actúa con fuerza, te doy permiso, para cambiarlo y renovarlo todo.

Ven Espíritu Santo, deseo tu presencia. Amén

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