El icono de la Inmaculada Joven dada a los jóvenes españoles en el Encuentro Europeo de Ávila recorrió la semana pasada nuestra diócesis de Santiago de Compostela. Después de recogerlo en Alcalá de Henares para traerla hasta Galicia, ha pasado por diferentes lugares y parroquias que han querido que la Inmaculada Concepción, patrona de España, estuviera en alguna de sus celebraciones.
El primer día, el lunes 25 de abril, estuvimos en dos lugares muy concretos. Por la mañana, la primera parada era en el colegio María Assumpta de Noia. Allí el recibimiento a Nuestra Madre no podría ser mejor: un grupo de niños le dieron la bienvenida leyendo unos textos para luego bailar una canción a la Virgen, todo pensado por los niños y niñas del colegio. Todos los cursos de la institución fueron pasando por la capilla para ver el icono y en honor a él, leer y cantar poesías y canciones. Con alguna poesía se nos caía la lagrimilla…
Por la tarde nos fuimos a Porto do Son, concretamente a la parroquia de San Vicente de Noal, donde su párroco don Ramón y los feligreses organizaron una procesión con la Virgen y una celebración en torno a ella que celebró don Javier García haciendo hincapié de la procedencia y el porqué del icono de la Inmaculada Joven en la homilía.
Al día siguiente, el martes día 26 de abril, el icono de la Inmaculada Joven viajó hasta A Coruña. En esta ocasión pasamos por cuatro lugares repartidos durante todo el día.
El primer lugar fue el colegio de la Grande Obra de Atocha, en donde don Baltasar construyó un gran colegio para una de las zonas más pobres de la Coruña antigua. En este colegio, en su gran capilla, se fueron reuniendo por grupos de infantil, primaria y secundaria para contemplar a la Virgen joven. En cada uno de los grupos se fueron leyendo bienvenidas y peticiones a María. Un momento especial lo llevaron a cabo los niños y niñas de infantil cuando llevaron flores a Nuestra Madre María.
A continuación nos fuimos hasta el colegio Calasancias de A Coruña, donde Conchi nos recibió maravillosamente para tener un ratito de oración con los niños y niñas del colegio. Todos fueron pasando por la capilla para admirar el icono de la Inmaculada Joven y ver un poco más allá del cuadro, para reflexionar acerca de cómo somos nosotros con respecto a la actitud que tuvo María, de servicio, disponibilidad, fidelidad, etc.
Después de comer, nos tocaba ir a celebrar la Eucaristía con presencia del icono de la Inmaculada Joven a la Orden Tercera Franciscana de A Coruña, para terminar el día en la parroquia de Nuestra Señora de Los Rosales, donde tuvimos un momento de oración y adoración muy original preparado por los jóvenes de la parroquia.
Acabamos el día en Moaña, en la parroquia de Nuestra Señora del Carmen, donde ofrecieron a los niños y niñas del catecismo una pequeña dinámica para conocer más el icono de la Inmaculada Joven y los valores de María que se podrían aplicar hoy a nuestras vidas; luego rezamos juntos y entre todos el Rosario a Nuestra Madre, y terminamos con la Eucaristía.
Ha sido mágica esta semana al lado del cuadro de la Inmaculada, ver cómo tanta gente le tiene devoción, cómo la admiran y cómo tantos niños y niñas, a quien pertenecerá en unos años cuando sean más mayores quedan asombrados por su dulzura y
belleza. Realmente sí que ha sido una visita privilegiada, como han dicho las Calasancias de Pontevedra, una imagen de una María joven, como nosotros, que se entregó a lo que Dios quería de ella, una niña que podría ser cualquiera de nosotros, tímida, sin conocer bien su futuro, trabajadora,… pero que un día y sin dudarlo dijo SÍ a Dios, le sirvió como Madre de Jesús, se entregó como Madre fiel y compasiva, estuvo disponible para lo que se pidiera de ella y fue Madre de todos aun después de la muerte de Jesús. Una imagen con una cara dulce, la cara de una Madre cuando hacemos algo mal y quiere perdonarnos, quiere saberse tierna con sus hijos y misericordiosa como el Padre.
Unidos en Jesús, María y José.