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Cuando me preguntan acerca de mi testimonio no siento que tenga una historia tan interesante como quizás muchos de mis amigos, que en ciertos casos tuvieron un momento de revelación. Ya que la fe siempre fue una parte más de mí, que se puede explicar muy bien con esta frase de Rabindranath Tagore:
“La fe es el pájaro que canta cuando el amanecer todavía está oscuro”.
Sabes que va a salir la luz aunque sea de noche.
Si a alguien le tengo que estar agradecida por mi fe definitivamente es a mis padres; quienes desde un primer momento tanto a mi hermana como a mí supieron mostrarnos ese amor infinito que es el amor de Dios.
Es cierto que cuando eres pequeño y te hablan de Jesús no logras tener una imagen clara de quién es, dónde está, cómo es… Por eso cuando le pregunté a mi padre con seis añitos que me explicase bien quién era ese Jesús me dijo que era mi mejor amigo; pero claro yo comencé a pensar en mis amigos y amigas que jugaban conmigo en el recreo, con los que compartía clase, y no recordaba haber conocido a ningún Jesús. Así que le pregunté que dónde estaba exactamente y él me respondió que siempre estaba sentado a mi lado acompañándome, cuidándome, dispuesto a escuchar mis dramas y a jugar conmigo; fue desde aquel momento en el que me planteé a Jesús como mi mejor amigo imaginario. Por ejemplo en las noches de tormenta o muy oscuras porque se iba la luz,(dicho suceso es normal en la aldea que vivo), mientras agarraba con fuerza a mi peluche le pedía a Jesús que me abrazase para no tener miedo, y eso hacía, reconfortarme, siempre.
Pero como pasa con los mejores amigos, en ciertos momentos de nuestra vida sentimos que nos distanciamos, así que a veces nos enfadamos porque no estaba en los momentos en los que un amigo tiene que estar ayudándote. En ese aspecto me siento muy afortunada porque nunca noté que me estuviera separando de Él ya que siempre sentía como me mostraba el camino que debía seguir de numerosas formas. Un ejemplo fue que le pedí poder vivir la Cuaresma de una forma más intensa y cercana a Él, pero nunca pensé que se lo tomaría al pie de la letra teniéndome cuarenta días encerrada; ahí es cuando ves su gran sentido del humor.
Otro ejemplo fue al poner en mi vida a San Francisco de Asís, cuyo mensaje de humildad, sencillez y amor por todo lo que ha sido creado por Dios como la naturaleza y los animales llenó mi corazón. Creo que es una forma preciosa de vivir el cristianismo día a día, en sus palabras siempre puedes encontrar consuelo y paz. Para él todo era hermoso, veía la belleza en cada cosa y persona y pienso que eso es lo que deberíamos hacer todos porque me imagino que cuando Dios nos mira hace absolutamente lo mismo. Por eso ante estos momentos de incertidumbre dejo esta frase de San Francisco:
“Luchemos por alcanzar la serenidad de aceptar las cosas inevitables, el valor de cambiar las cosas que podamos y la sabiduría para poder distinguir unas de otras”.
Por último solo decir que aunque parecen tiempos donde Jesús ha desaparecido y nos ha abandonado, solo tenemos que mirar a todas las personas que están ayudando en los hospitales y centros de salud, a las que tienen que seguir trabajando a pesar de las circunstancias, a los que le hacen la compra a los señores y señoras mayores, y a los que nos quedamos en casa; para darnos cuenta de que Él está en cada uno de nosotros. pues “cuando cambias la forma de mirar las cosas, las cosas que miras cambian”, Wayne W. Dyer.
Jesús está llamando a tu puerta, cuando abras tu corazón de verdad te aseguro que notarás cómo entra en tu vida.
Isabel Pazos.
3 comentarios
Esta es una persona con fé .son tiempos en los que necesitamos gente así. Que dios te bendiga
Hermoso testimonio, muchas felicidades desde México, si me permites lo compartiré con mis alumnos.
Que lindo ?? muchas gracias por compartir
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